miércoles, 27 de noviembre de 2013

Bitácora de Buenos Aires, Vacaciones de mis vacaciones 2, Mar del Plata, segunda parte

Llueve y llueve en Buenos Aires. Van cayendo gotas en la ventana, rebotan en el piso del balcón, tocan la salida del gas y suenan y suenan. Todo el día ha llovido, desde la mañana una fina Garua, en donde hice de guía para una amiga de mi prima que está en Buenos Aires. Es el día que más inglés he hablado y estuvo muy bien comunicarme. Estoy orgulloso. Las gotas del baño con sus fugas, también llueve dentro de mi piso. Vengo del Canning, bonita noche, noche larga. Me vi con Claudia, Milagros, Mario y Ana María, muchos peruanos aquí en Buenos Aires, la del diluvio. Llueve cuando salgo a fumar y a tomar el taxi, llueve al llegar a casa y yo sin paraguas, llueve una tristeza en mi alma por lo que he dejado en lima, llueve una alegría en la ultima tanda, pues bailé con una argentina que supo recibir mi corazón inflamado. Llueve en la cabeza de un boludo, lo dijo Carmen, que se fue vestido con polo de deporte y encima un vividí fucsia al canning, bailó con zapatillas. Llueve cuando me aproveché, sin saberlo, del cabeceo de Simon a una chica, llueve cuando él se vengo y me hizo lo mismo. Buenos Aires gota a gota. No llueve en Mar del plata, dónde el sábado comí asado. Una noche de luna y estrellas, de amigos, de afectos. Nos recibió Francisco por la puerta del garage, convertido en una especie de sala de herramientas muy ordenada, al lado derecho un parrilla muy bien hecha, con carbones, con chorizos, con carne, con trabajo y con amigos,. Jugaba San Lorenzo en la tele que estaba junto a Aldana, la novia de Francisco, una chica leonida, de ojos pequeños, de carácter afable, sonrisa dulce, de afectos amables. La madre de Francisco me saluda, con la velocidad de quien controla una casa, de quien quiere a su hijo, de quien abre su corazón a nuevos amigos. La noche con luna enorme, en casa las macetas colgadas de la pared con geranios y otras flores, con macetas pintadas a mano, con curiosidades. Televisor y gol de San Lorenzo, Piati, un golazo, Francisco celebra y el scord en empate. Llegan más amigos al asado. Las chicas preparan la ensalada, los hombres comparten el vino. Francisco sirve chorizos, jugosos y ricos, pan flauta. ezequiel molesta a francisco por el partido, por el equipo, por la garra. Aldana es de otro equipo y no se apura cuando Francisco tiene que esperarla y pasan a San Lorenzo, se toma su tiempo. Dice: "yo soy buen novio, pero sólo te pido te apures cuando hay fútbol". Ezequiel amaga el desastre y jode a Francisco con gol falso del equipo contrario. Risas y amigos, vino. La madre de Francisco nos deja, se va de excursión a los baños termales, regresará en tres días. Encarga la casa al tío, un hombre callado pero con sonrisa fácil, buen apetito, se le ve feliz con la muchachada. Sirven la carne deliciosa con un toque de limón al final creo, Francisco experimentó, nos quería alagar a todos. Llega Josefina, con aires juveniles, de belleza enorme y humilde. Nos saluda y pide su plato, chorizos. Francisco bromea, la despista, la engaña, no hay más chorizos. Yo saco el pisco, y preparo chilcanos, con hielo, con limones, con gaseosa blanca, en una jarra. Todos toman chilcanos, incluido el tío, a todos les gusta, lo rebautizan agua de limón. Yo advierto y repito, es rico pero pega. Pocos hacen caso, esta muy rico, refrescante para noche de primavera en balneario. La noche se alarga, se cuentan historias que crían risas. Yo mis experiencias en buenos aires, Francisco su aventura en choque quirado. Después de tres días de caminatas a ese santuario, tres amigos en total soledad emprenden el regreso. Ya no movían los pies y cada 20 metros pierden el aliento, un paso más se dicen y el cuerpo no responde, un paso más repiten y las zapatillas se pegan al suelo. Un hombre menudo con dos enormes toros pasa al lado, No pasa nada, dice al pasar, y francisco de remera roja, y ellos camina que te camina, no pasa nada repite, y es raro, porque van pasando los toros bufan y las cuerdas con las que el petiso sostenía a los toros se estiran. Sigue sin pasar nada según el petiso y Francisco agotado. de pronto el petizo dice, mejor corran, y los tres corren, los toros por detrás el petizo por el aire, corren corren y dos amigos se enganchan, los desengancha de una patado el tercero y los toros encima. francisco de camisa colorada está en san sebastían, ya no hay más cansancio y los toros por detrás. se tiran al precipicio, a las plantas y los toros pasan, el petizo por los aires, termina Francisco el cuento. Todos celebramos todos reimos y se prepara segunda ronda de Chilcanos. se siente bien la reunión, todos jóvenes, todos amigos, todos felices. Se agotan las historias, se apuran los pasos, vamos a los angelitos, una milonga, una milonga mar platense, una milonga en villa amistad. Llegamos todos y somos reconocidos, ezequiel nos lidera y saluda y le agradecen y hacen un sorteo eterno y mandan una tanda de sasas, de merengues, del baile del meneito. Bailan los señores, bailan las señoras, josefina se divierte, josefina baila como si el mundo se acabara, como si viniera un diluvio. Por fin la charada termina, y nos salen los tangos. Bailo, primero con Josefina, luego con aldana, avergonzado de disfrutar con las novias de mis amigos en la pista. Saco a la mejor dj de Mar del plata y ensayamos pasos rápidos y divertidos, también baila bien. Estoy de nuevo entre buenos bailarines, nunca acaba mi suerte. Bailo a troilo, a darienzo, a canaro. Bailo y bailo y la noche se agota. nos despedimos con promesas de repetir el día siguiente. llueve en buenos aires, hay sol en Mar del plata.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Bitácora de Buenos Aires, Vacaciones de mis vacaciones 2, Mar del Plata

Llegué a Mar del Plata ayer, este es un viaje especial,pues el destino no es geográfico, es un viaje a los amigos. Bajé del taxi que me dejó en el hotel España y en la puerta. Con su eterna barba juvenil estaba Francisco que me esperaba fumando un cigarrillo. Como estaba trabajando me ayudó a instalarme y luego llamó a Ezequiel para que con él salir a caminar un rato por la ciudad. Francisco estaba con corbata, es la primera vez que lo veo así, y su sonrisa enorme me dio la bienvenida a esta ciudad, que la rebautizaré como "Villa Amistad". Ezequiel llegó y me acompañó a comer algo, Francisco se despidió de nosotros, prepararía el asadito esta noche. Frente al Atlántico nos sentamos. Ezequiel y yo en un principio compartimos nuestra alegría del Reencuentro, Recordamos a amigos comunes y yo le dí los saludos que Charito me encargó en Lima para ellos y yo empaqué en mi corazón. Mientras las velas de los barcos de la costa trasladaban a sus marineros por el mar Rojizo,le conté a Eze sobre mis aventuras en la ciudad de Buenos Aires, el baile. los amigos que encontré, la experiencia fuera de la milonga. Él me contó sus planes de este año, estabilizarse, mudarse de departamento, ampliar su milonga y clases en la Biblio. Yo le conté también mis planes para el próximo año con el tango. Y la decisión de dedicarme a tiempo entero a aprender a escribir y Promover la cultura de tango en Perú,le dije que sentía mucha responsabilidad al respecto, pues quería compartir con todos los peruanos que bailan tango mi percepción y experiencia. Luego nos encaminamos a compartir una cervecita en un lugar comercial de Villa Amistad y vi pasar a las chicas marplatenses, un espectáculo en si mismo. Ezequiel me contó que Josefina estaba trabajando en la feria del libro. Así que decidí ir hacia la feria a saludarla. Fuimos y Ezequiel se retrasó porque su novia estaba en plena faena de trabajo y no quería molestarla. Yo si fui donde Josefina, pero me puse los lentes oscuros para sorprenderla, Ella con su carita angelical y sus 23 años estaba disfrazada de Geisha y atendía a una clienta explicándole las bondades de un libro. El stand era sobre libros eróticos y no perdí la oportunidad de hacer una travesura. Al entrar al stand, se me presentó una mujer de unos 40 años, guapa,de ojos verdes y con un escote elocuente de sus vanidades y mis deseos. Era la dueña del coso y me preguntó: "Busca algo en particular",yo le respondí: "Sí,estoy buscando algo como un manual para iniciarme en el sadomasoquismo" Ella ni se inmutó, me contestó: "Bueno si no está buscando algo especial,le explicaré un poco: "El nombre sado viene del autor francés el marquéz de Sade,padre del erotismo. Masoquismo viene del autor austriaco del siglo xix Sacher Masoch. Aqui está su primer libro y obra cumbre,es el último y un libro bien difícil de encontrar." Yo estaba enganchadísimo,la broma de un principio se transformó en puro interés,la mujer frente a mi hablaba con propiedad y se movía teatralmente,su generoso cuerpo influía en mi libido y me transportaba a la celda del sanatorio del marqués de Sade. Pregunté: "No es acaso el masoquismo el placer por el dolor?,este no se genera de igual manera por el dolor social y la humillación, será posible que parejas casadas que se pelean y odian sientan ese goce por las endorfinas liberadas luego del sufrimiento?" Tomando aire e inflando el pecho ella me respondió: "Mucha gente puede tener una relación masoquista sin saberlos,es muy común, eso es lo que las ata al otro y cuando uno ve de afuera no lo nota" Continuó: " lo más importante al iniciarse en el masoquismo es tener el contrato claro, saber hasta donde va cada uno, la pareja,para respetarse y no hacerse daño,hay un sinnúmero de juguetes y cosas que se pueden utilizar para el disfrute,pero lo importante es saber qué está dispuesto cada uno a hacer,tenerlo claro". Le dije picaramente: "también es importante la pareja", ella: "Si, pero eso se puede encontrar donde menos esperas" Joder empezaron las palpitaciones y me dio unas ganas de mandarle chupetones por todo el cuerpo, de esos rojos ardientes, que te sacaron sangre,de los que se hacen los adolescentes para marcarse. Tal vez adivinando mis pensamientos ella me miró y me dijo: "Tú eres un vainilla" y me jodió porque yo me creía bien machito, prosiguió: "Cuando empiezas en el sadomasoquismo se dice que es vainilla", continuó, "ven te voy a enseñar algo". Se me subieron las palpitaciones y no sabía muy bien a qué había ido a ese stand, La jefa de Josefina hablaba con pausada sensualidad, gozando el efecto de su humanidad sobre mí. Ahora qué me haría, dónde me llevaría, me sentí virgen. Cogió una vela y la trató de encender, pero el fuego de su pecho no alcanzaba. Así que le acerqué mi encendedor, diciéndole: " No te preocupes si me quemo, si pasa, lo voy a gozar,soy un masoquista" retomando mi travesura inicial, en el momento que la ojiverde iba a empezar el acto un saludo por mi espalda me despertó del hechizo de medusa: "Julito!, no te reconocí qué hacés aquí!" era josefina,feliz,nerviosa acelerada. Nos abrazamos y yo bote todo mi nerviosismo en una risa. Sentri el saludo de mi amiga y eso me regresó a la inocencia y la quise por ello. A su jefa no le hizo mucha gracia la broma, estábamos enganchando. Quedamos en encontrarnos más tarde en el asadito, Josefina me dijo al despedirnos: "Sos un guacho". Y junto a Ezequiel encaminamos el retorno al hotel para dormir y recuperar fuerzas para la noche. Ahora voy a salir a la casa de Eze,proseguiré la narración luego.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Bitácora de Buenos Aires, día diez

Salí con mis jefes ayer, estuvo muy lindo. Encontrar amigos generosos es lo mejor que me ha podido pasar en Buenos Aires. Fuimos a la clase de Carlos Peres en el sunderland, no es una clase propiamente, es una practica, las personas van y caminan solamente durante una hora. Carlos se acerca a los hombres y los corrige dándoles una única tarea. Ves alrededor de 20 hombres de un lado y 20 mujeres del otro, todos buenos bailarines. que toman con este señor mayor y su esposa las clases. Camina y camina uno tras el otro. recuerdo cuando entrenaba natación de niño, llegaba del colegio e iba al entrenamiento. en los camerinos me ponía mi diminuto gorro y la tanguita de nadador, tenia nueve o diez años. Iba con mis dos hermanos, ellos buenos nadadores y parte de la selección del club, los admiraba mucho pues se relacionaban muy bien y los niños anhelan la espontaneidad y la seguridad social de la adolescencia. El olor a cloro de la piscina me recibía junto al piso áspero. Nos metíamos al agua y cada uno en su carril, porfiadamente pasaba brazada tras brazada. Bajo el agua estaba el sonido de la soledad y la cabeza volaba en pensamientos puros y divertidos, eso es lo que más me gusta de la natación. 10 o 15 vueltas después se te acercaba la entrenadora y te daba una tarea, "estira más en la brazada", "respira sin sacar toda la cara" o la más común para mí: "no juegues muchachito!". Luego de la hora de mejorar el estilo, nos tocaba hacer los piques, salíamos en lapsos de diez segundos y dábamos todo hasta la meta en la otra orilla, era adrenalínico y divertido. Tiempos de niñez, hermanos y deporte. Mi padre nos recogía del club empapados y agotados, siempre estaba con una sonrisa y conversando en la cafetería con alguien. Lo quería mucho al verlo, lo quiero ahora. En la clase de Carlos Peres cada uno va en su carril y espera al llegar al final del recorrido un momento para dar la vuelta, luego se te acerca te saca de la fila y te da un consejo, uno solo. A mi me dijo ayer: "Tenés que redondear los hombros y meter la panza" nada más. Terrible tarea la de meter la panza, imposible. Igual hice mi mayor intento. Luego de la hora empieza el baile libre. La música intensifica su volumen y las parejas se van juntando. uno va bailando y Carlos y rosa, su mujer, van corrigiendo a las parejas. los hacen a un lado y les demuestran la forma correcta en que hacer las cosas. muchos llegan directamente a la hora de la practica y el baile. A las clases van todo tipo de gente y están quienes son del barrio, o los extranjeros o hasta los profesionales, a una sola cosa, aprender a caminar con Carlos Peres. Baile con una chica morena de cabellos negros, bajota y de expresión divertida. Luego con una Coreana que se había bautizado ella misma Estrella. Tenía tres años viviendo en Buenos aires, con el único Afán de bailar tango, no es un caso aislado, en Buenos Aires encuentras mucha gente en esa situación, son privilegiados y tienen la seguridad de estar viviendo su sueño. el de abrazar por tres minutos a otra alma atormentada. Bailé lego con una jovencita que irradiaba energía, tenía 17 años y su nombre Sol. Le dije que acababa de bailar con estrella y que a la clase de Carlos Peres van sólo astros, que van imitando el siclo galáctico como el de una luna y su planeta, girando en círculos entre sí. Me sonrió y me acordé de la sonrisa adolescente de mi hermana cuando conversaba fuera de la piscina con el chico guapo que le gustaba. Sol me contó que quería dedicarse al tango: "...yo acabo el secundario y me voy a Francia, quiero enseñar tango, quiero ser una estrella...", "... siempre me he imaginado viviendo fuera del país, me encanta Buenos aires, pero quiero vivir en París..." la escuchaba muy emocionada y recordaba mis inocentes sueños de la adolescencia, si se hubieran cumplido tal vez hoy no bailaría tango, ni estuviera en Buenos aires, ni tampoco escribiendo cada día, derrepente en la vida hay que soñar sólo con la felicidad y dejar que el viento te lleve a ella sin ningún plan. La marea de cuerpos terminó y salimos con Carmen y Simon a tomar el micro que nos llevaría a casa para refrescarnos y volver luego a juntarnos en Fruto Dulce, milonga de los miércoles en Villa Mallcom. Al regreso en casa me comuniqué con gente de Lima quienes me hicieron saber que había una gran posibilidad de reabrir La Maleva en un sitio muy lindo, todavía no es seguro, pero mi agradecimiento con ellos es muy grande pues me ayudan en las gestiones para realizarla lo antes posible a mi regreso y así compartir con todos de manera muy fresca mis experiencias. Esperando el Micro con mis jefes sucedió una anécdota muy graciosa, Simon y Carmen discutían por la papas fritas, era gracioso pues la discusión se daba en inglés y español a la vez, en español para que yo entendiera y en inglés cuando la discusión subía de tono, fue más o menos así: Simon: "Esta noche pediré papas fritas, son para mí, no quiero verte sacando papitas de plato", Carmen: "Es que a mi me gusta compartir y además hoy comí un montón de vegetales, no tengo Hambre", Simon: "Sí, no tienens hambre, pero siempre me sacas papitas, si quieres una o dos papas, pide tu plato, sólo para ti" Carmen sonreía con los ojos verdes, se divertía y a mi me encantó la discusión pues es lindo no hablar solamente de tango y tener estos momentos. Bueno a Simon en la milonga le picaron papas fritas, no fue Carmen, sino una argentina que se sentó a su lado, es que es imposible tener un plato de papas fritas y no compartirlo. La pasé bien en la milonga, como siempre bailé bastante, estaba agotado y nos encamonamos luego a la Viruta, estaba en ella Horacio Godoy musicalizándola, había vuelto de una gira, me acerqué a él y lo saludé y le conté que lo vi en Lima cuando fue con Morgado, conversamos un poco de música y luego bailé con unos tangos de Carlos Marcucci, los mismos que pongo en la Maleva. Me encantó. En la milonga Carmen emocionada me contó una historia personal, llena de tristeza y melancolía y pude disfrutar de su belleza acongojada, fue una linda experiencia, como ver el crepúsculo reflejado en el mar. Salir de la viruta fue una tarea difícil, pues si bien acabaron los tangos me bailé una cumbia peruana, luego me sacaron en un rock n roll y por último pachangueé una salsa. Cansado recorrí la ciudad con unos amigas norteamericanas y un amigo Sueco, Carmen y Simon me habían abandonado. Fuimos a un garage, tocamos la puerta y compramos medias lunas para todos, el garaje es un secreto, es el mismo que le vende medias lunas a la viruta, caminamos hacia un grifo y acompañados de bebidas frías las comimos. Tomé un taxi a casa y con los músculos agarrotados dormí apaciblemente, como a los nueve años al volver de la piscina.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Bitácora de Buenos Aires, día nueve, segunda parte

Después de bailar con la rusa y ver bailar a Mariano con la chica que me recomendó, tomé con calma mi copa de vino y pude observar con detenimiento el lugar. En la Morán hay personas de todas las edades, desde niños que corretean por todo el lugar y ven con curiosidad a los bailarines, hasta los viejecitos y viejecitas que solo van a comer rico y escuchar y ver bailar tango. luego están la mayoría, una mezcla de argentinos y extranjeros, que bailan muy reljados y rodeados de anuncios de tiendas de la zona. Una mecánica, otra tintorería, otra de autobus, una sastrería , es muy simpático y típico, sobre la cancha cuelgan banderillas adosadas a pitas de colores. alrededor del escenario hay focos de distintas luces, rojas, azules, amarillas y verdes que le dan un aire muy simpático al local. Los músicos afinaban los instrumentos y probaban la consola de sonido, se iban acomodando en orden para tocar más tarde. Terminada la cortina decidí salir a bailar, me tropecé con el mozo que llevaba las viandas de comida y traspasé toda la pista de baile hasta llegar a la mujer que me recomendaron. La saqué a bailar y ocultando lo ojos aceptó. Bailamos un primer tango y de verdad que se sintió muy bien. era muy pequeña, de cabello muy negro, su expresión no era muy relajada, se veía mas bien nerviosa. bailamos nuevamente y en su antebrazo izquierdo tenía una cicatriz grande, el brazo derecho lo tenía pintado con un tatuaje, como ropa un vividí y un pantalon pegado que asemejaba a unos jeans. terminó la música y me dijo con una voz áspera y apagada: "te vi que te acercaste, pero al verme sin zapatos te arrepentiste", yo le dije que tenía razón y que lo sentía. ella miró hacia otro lado. sudaba con gotas gruesas pero bailaba lindo, muy rápida y presente, con giros controlados e improvisando con adornos, aunque por la estatura no llegamos a juntar nuestro pecho, sentí en su baile una profunda melancolía. al terminar el tercer tango rehuía mi miraba y veía a las mesas, de un lado y del otro,, ya quería parar, era como si estuviera avergonzada de volver a la pista y sintiera la necesidad de huir de un imaginario castigo. Cuarto y ultimo tango, lo di todo y me puse más juguetón y arriesgado y ella respondió con mucha destreza a mi torpe marca. Cuando acabó la tanda nos despedimos y ella con pasos cortos y rápidos volvió a ocultarse en su rincón, detrás de las mesas. La historia de sufrimiento que debe tener la mujer con la que recién bailé me conmovió y entendí que el Tango también es, con sus letras descarnadas, un lugar para no sufrir solo y que la música puede ser de alguna forma cómplice del dolor, así sus letras tristes y melancólicas cobran mucho sentido. Lo comenté al día siguiente con Ricardo en la Floreal, él es tres veces subcampeón de tango en el metropolitano, un tipo bien bacán y divertido sencillo y acequible. Me dijo que aveces pasa, que cuando un hombre abandona a la pareja de tango, esta no puede recuperarse. Eso también e sentido en algunas milongas, ese machismo y presencia de dominación en lo masculino, ese marcar el territorio. Será así pues el tango, aunque yo me quiera quedar en la inocencia de la Morán, me enfrentaré a esa fuerza arrolladora en otras milongas. Continuaré luego, estoy sin pesos porque compré los pasajes a Mar del Plata, creo que tengo más que contar de la milonga del Morán

martes, 19 de noviembre de 2013

Bitácora de Buenos Aires (paréntesis)

Hoy me levanté temprano, ayer abandone el canning agotado y temprano. Dormí muy bien, me levanté a eso de las 9:30 y comencé a arreglar la casa, ordenar, lavar limpiar, barrer, lavar las camisas, descolgar la ropa que lave ayer. Fui durante hora y media una mujer florero. Estuve feliz, porque ya le cogí cariño a este pisito de la calle Guardia Vieja, en Almagro. Entonces salí camino a la Boca. Créanme que estaba reticente a ir, es que siempre me parecio que era un sitio que representaba más un epitafio del Tango y Maradona. igual me obligué y tome el bus con una viejecita que me indico cuál era. Conversamos todo el camino hasta La Boca, lejos del de almagro. Me contó de su viaje a Perú, a cusco y el Macchu Picchu, también el tramo de Alemania a Francia donde le robaron el bolso de mano. conversamos de Grau, de San Martin, de su esposo y de mi padre. Hablamos de como evitar robos y me describió el complejo habitacional en el que vive en La Boca. Me indico mi parada y que debía caminar hasta el estadio, luego a la izquierda. Caminé hasta lllegar, por la vías del tren, al barrio. Parece un set de Hollywood o como debe ser el safari de disneylandia. Bajé por una plazuelita y llegué a una esquina donde andaba un Bandoneonista y dos parejas de baile. Él tocaba bien y las parejas me gustaron porque hacían un tango salón, calmado, acompasado, tranquilo y con una u otra pose de tango para la foto. Me senté en la acera del frente para verlos un ratito. Me paré y dejé una propina. Luego me acerqué a ellos, cuando el tango había acabado. Ella dio un paso al frente me sonrió y me dijo: "Una foto?" Yo le dije que no: "Prefiriria bailar contigo" a lo que el bandonoinaste dijo: "ha bueno.... la tarifa para bailar son de 500 dólares", yo respondí: "sólo tengo diez pesos....", y los mostré sacándolos del bolsillo. Las miradas se fueron hacia la bailarina, que tenía que decidir. Sin dejarme de mostrar su sonrisa, yo la vi directo a los ojos., dudaba entre bailar con un tipo que puede ser un perfecto imbécil y puede llenarla de pisotones, o por el contrario un tipo que sepa bailar el tango. Asintió el bandoneón sonó y empezamos a bailar, muy tranquilos, en los dos metros cuadrados del cartón. Bien, y dos turistas, que estaban como cuando uno despierta a una polilla, aplaudieron tímidamente. Después saque mi botella de agua y me senté junto al bandoneón, vi bailar y escuche muchas canciones, mientras el bandoneonista de canción en canción me hablaba. Asi andube un rato y nos despedimos de beso. Quería sentarme en esas mesas que dan a la calle y ver un rato el lugar. Como es bien chiquito lo recorres en un tris, habían mujeres y hombres vestidos de tango para que les pagues y te hagan una foto, chucherías a granel y gringos aburridos por todas partes. El padre de un párvulo de 13 años contrató los servicios de una señorita de unos veintiocho años, vestida de rojo, con tacones, medias en red. pelo negro y esponjoso y de rouge la boca. El chiquito casi se desmaya cuando el argentinón le subió la pierna hasta sus partes nobles. Como no encontré lugar en el que me sintiera cómodo para sentarme a tomar una cerveza. opte por regresar a la esquina anterior y tomarme una cervecita. Al llegar los tres tangueros me sonrieron y me pedí la cerveza y me senté a tomar la cerveza en el sitio que ocupe anteriormente, en la calle, en las gradas del boliche. El bandoneón y yo hablamos bastante de tango en tango y la bailarina participaba el bailarín también. El de los botones y los fuelles me dijo: "a ver cuál es este tango?", "el once"decía yo, "tal?" el viejo, "arrabalera" le dije, y así continuamos, Me contó también de los tres pibes: " los tres pibes del Bandoneón : "...son los tres "pibes" famosos en los albores del tango, el pibe Maffia, el de Flores y el pibe Fresedo, el de La Paternal y ultimo, el pibe Marcucci, el de wilder..." Le pdí vida mía y me la dedicó, yo cantaba los bailarines bailaban y unos niños de unos cinco años estaban de público con sus maestras. Él me dijo: "esto es el futuro, hay que cuidarlo, toqueños algo para ellos,,,," y tocó el arroz con leche en su Bandoneón, yo acompoñaba con las palmas el ritmo. Por último tocó la cumparsita y bonus track del pañuelito. Abandoné la Boca confirmando mis temores de que el tango alli estaría muy manoseado por la nesecidad y fulgor de los turistas. Menos mal se salvó una esquina, si van a la boca, visiten mi esquina, alli esta muy vivo el tango.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Bitácora de Buenos Aires, día nueve

Aunque ando atrasado en la bitácora, me pondré al día luego. Les voy a contar de milongas, porque sé amigos que es lo que quieren saber. Antes de ayer fui a la milonga del Morán, mi viaje a Buenos Aires se justifica por las clases con Carlos Peres, su práctica, y la milonga del Morán. Son dos de los lugares que he venido a conocer, dos emociones distintas que vengo a vivir, dos espacios de aprendizaje ineludibles. La Milonga del Morán es en un club de barrio, se realiza en las canchas del club. El lugar es muy especial, al llegar pasas por un salón sencillo donde no hay nada, esta vacío una barra y unas sillas, es el salón donde se reúnen los socios pero ese día estaba limpio pues la milonga se realizaba adentro, en la cancha. El techo es muy alto y cóncavo, de metal. Frente a mi estaba la pista de baile y la tribuna, en este piso deben de haber pasado algunas glorias argentinas, esa fue mi sensación, que de niños patearon una pelota, encestaron una canasta o dieron sus primeros pasos de tango. Me dije a mi mismo: "Esta es una cuna de campeones". A la hora de pagar mi entrada me saludó Marcelo, él es organizador de la milonga del Morán y la Milonga del Florean, la de los titanes, junto a Lucila su novia y Mariano el mejor Dj de Buenos Aires. Es un joven muy simpático y se nota el trabajo que ha puesto en la milonga. Ha planteado un concepto y lo ha llevado a cabo con éxito. Esta semana nos hemos visto en diferentes milongas, él repartiendo la publicidad y yo de milonguero. Quien cobraba las entradas era su padre, muy parecido a él, lo saludé y me sentí en un ambiente muy familiar. Me acompañó a la cancha y me dijo: "Venís en grupo o sólo?" le dije que solo, pues mi Barra de Buenos Aires había ido a otra milonga. Continuó: "Te podés sentar en esta mesa que es la de mis alumnos y se va a ir llenando, o podés sentarte en una mesa de hombres solos", Como la mesa de sus alumnos estaba en una esquina y cerca de los baños decidí quedarme allí. Siempre las esquinas son mejores y si esta cerca del baño tienes la oportunidad de tener cerca en algún momento de la noche a la niña con la que deseas bailar. Me ubiqué en la mesa casi sólo, a mi lado un argentino tomaba un vino y comía una pizza. A ver, la comida del Morán es otro tema, las pizzas son buenísimas y las cervezas son artesanales, la visión de Marcelo es plasmada en invisibles y pequeños detalles, que le dan a la milonga ese toque típico y de realidad, muy diferente a las también hermosas milongas de esta ciudad, pero más cerca a mi sentir y sensibilidad. Como te venden las pizzas completas me abstuve y pedí una empanada de carne, una de jamón y queso, la botella de vino que bebía el de al lado y una botella de agua. Jóvenes son el mesero, las cocineras y todos los que componen la organización de esta milonga. De maneras sencillas y buen gusto, por ejemplo los mandiles de las cocineras que cuelgan floreados de sus caderas, los organizadores de la milonga se mezclan muy bien con todos los asistentes y dándote ese toque de familiaridad e integración que uno necesita en esta ciudad aveces encopada. Yo me fui lo más vestido de tango que pude, camisa, pantalón, chaleco, si el mismo del aniversario de la Maleva. Pero la gente de esta milonga es muy sencilla, vecinos del barrio, algunos bailarines, otros que simplemente se quieren tomar una birra o comer rico, otros que sólo quieren escuchar y ver bailar. La gente en pantalón y camisetas, camisas informales y sobretodo desnudos de cualquier pose. Es decir van a la milonga a pasarla bien y nada más. Probé bailar pues para eso he llegado a esta ciudad generosa. Al lado de mi mesa una argentina de cabellos negros y vestido de seda roja, que sí había ido de tango, me regalo una mirada y la saqué a bailar. Bailamos una linda tanda que Mariano envió desde su computadora a los parlantes y que rebotaba en el techo metálico para llegar a los corazones de los bailarines. Estuvo muy bien y fui a agradecerle la tanda, cuando llegué me dijo que me recomendaba sacar a una chica de remera blanca que estuvo en la clase temprano. Marcelo escuchó y nos dijo: "Vino a la clase y baila muy bien, cuando se lo dije y conversé con ella me dijo dijo que había sido la pareja del ex campeón mundial..." Eso elevó mis expectativas, así que me prometí sacarla la próxima tanda. Al sonar los primeros compases fui hacia la dirección que recordaba me habían señalado, pero sólo vi a una chica peisa con zapatillas y jeans, mirando distraídamente la cancha, al desconcertarme y pensar que me había equivocado, decidí sacar a una chica de ojos verdes, y vestido violeta. Bailé con ella una primer tango, lo caminé muy sencillo pues eso era lo que a mi me provocaba el tango, el lugar y la compañera. lo caminé mucho e hice pausas. al terminar el tango conversamos. Le pregunté de dónde era y ella me respondió de Rusia, Sin atenderme mucho me dijo: "Hace poco que bailas" y yo le respondí: "En el tango todo tiempo es relativo y sí hace poco que bailo, me falta disfrutar mucho todavía". empezó el siguiente tango y en la parte picada apliqué seis movimientos continuos de gran velocidad, boleo, giro, apilado colgada y terminé con una traba, para luego seguir caminando serenamente todo el tango. El resto de la tanda la bailo acelerada esperando el movimiento de vértigo y habilidad, no me provocó más. Volvi donde Mariano y él me dijo: " no supiste quién era, pues yo voy a bailar con ella y luego la sacás vos" Sonreí por la complicidad de este buen extraño y me gusto sentirme su amigo. Mariano baila que se le sale el tango, al ser un buen DJ conoce las letras, los tiempos, los compaces y el espíritu de cada tango. Le hice notar la primera vez que fui a la Florean lo mucho que me gustó su música y la manera que arma las tandas, pues no es sólo poner un tango sobre el otro y seguir una idea de una sola orquesta. La idea de armar una tanda es provocar una consecuencia y ello se debe forjar desde el orden de los tres, cuatro o cinco tangos que la componen. Los principales, el primero y el último por supuesto. Todo esto se lo dije aquel día y me agradeció el alago diciendo: "Qué bueno que lo entendés, es justamente lo que hago". Esperando que la tanda acabase me puse a ver el ambiente, a respirarlo a guardarlo en mi memoria para que no se quede en Buenos Aires y retorne conmigo a Lima. En la tribuna colgaba un cartel hecho en tela y dos dibujos de farolitos la franqueaban: "Milonga del Moran" y cuatro estrellas la coronaban. Continuará... estoy lavando la ripa y tengo que colgar

sábado, 16 de noviembre de 2013

Bitácora de Buenos aires, día seis, mis vacaciones de mis vacaciones en La Plata, ultima parte

Prosigo de la publicación anterior. Dudo al prinsipio, tengo muy mala pinta, como siempre. decido entrar y la north star guían mis pasos como dándome fé. el lugar era fantástico, ecléctico un boliche de jóvenes hecho milonga. Con Rociíto, mi sobrina, hablamos en la tardede la ciudad de la Plata. Le contaba yo que fotos lindas saqué y ella me iba informando de esta manera: " La Plata es en su mayoría una ciudad de funcionarios públicos, al ser el gobierno de la provincia de Buenos aires, no de la capital Federal, rige la vida de varios millones de habitantes. Quienes trabajan aquí lo hacen en el gobierno y también en la YPF, son gente que está de paso. Están también los estudiantes, pues la plata es a su vez una ciudad universitaria. Muchos chicos y chicas vienen aquí a cursar de toda la provincia, esta es la mejor época, en enero todo el mundo salió de la ciudad, bien porque los funcionarios públicos salen de vacaciones, bien porque los estudiantes regresan a sus ciudades natales." Me lo decía así con todo el fresco profesionalismo de alguien que está por graduarse. Nicolas y Rocío este verano estarán en Lima. Quieren  ir a la playa, visitar a la familia y amigos y compartir con nosotros sus exquisitas y sanas recetas.  Luego la Familia entera retornará a La Plata, padres incluidos. Una orquesta tocaba, la entrada es accidentada y estrecha, un par de chicas lindas la cobraba, quince pesos.  Pagué y el cuarteto con cantante hacia sonar tangos. un buen número de gente disfrutaba, estaba lleno y no había mesa, me fui muy al fondo a dejar la casaca. Luego me acerqué a la barra que estaba sobre la pista de baile. Pedí agua y me la sirvieron, vi llegar un grupo de chicas y le sonreí a una, ella me devolvió la sonrisa y se sacó el saco que escondía un short muy pequeño dorado, apenas cubiertas por unas medias en red sus piernas, era muy blanca y su cabello era muy muy negro, el contraste era muy atractivo. Me le acerqué sin dudar y la saqué a bailar. Bailamos con la orquesta y me sentí bienvenido en la plata, entre canción y canción conversábamos, me dijo: "Sos de Perú, mirá,.... Y hacés una milonga en Lima?... Te voy a presentar al organizador para presentártelo". Yo negué con la cabeza, quería bailar con ella. Porque la impresión de La plata es la de primavera, primero por sus forndosas calles que dibujan miles de sombras con sus árboles. Su vegetación exhuberante y bien cuidada hacen creer que la ciudad emerge de un bosque. También es una ciudd universitaria que alberga niñas que recién están probando su juventud dejando la adolescencia. Esta milonga estaba llenas de esas que como flores y ninfas bailaban alrededor de una orquesta.

Bitácora de Buenos Aires día seis, de vacaciones de mis vacaciones en La Plata, segunda parte

7:31 am, ciudad de Buenos Aires, 16 de Noviembre, año 2013, primavera, cielo despejado. Otra noche espectacular de tango. Que bien se sintió reunirse nuevamente con el grupo, Simon, Carmen, Asunción, Marilyn y Yamile y todos los personajes que pueblan las milongas. Lo que pasó esta noche es para no creer, así que siéntense en su sillón y no piensen que es realidad, sino sólo literatura. A mis amigos que compartimos la noche, ustedes si disfrútenlo como un documental, son personajes y testigos. Pero ahora me toca volver a la La Plata, los dejé a la entrada de una milonga y si tienen paciencia se las describiré. Ahora me provoca el bus que me llevó a La Plata, el viaje dura aproximadamente una hora u hora veinte, desde que uno tome el bus en la Nueve de Julio y llega a la plaza Italia en La Plata. Para los limeños es algo así como la distancia entre la ciudad y las playas de Asia, pero imaginen mucho menos tráfico. Por la ventanilla había un paisaje monótono, tierras y tierras de verde pasto, algunos árboles y ganado. Así que si se compran una estampa para turistas en Buenos Aires sobre el campo porteño y la pegan a la ventana de su auto experimentarán lo mismo que experimenté yo por una hora veinte minutos. Un paisaje tan poco estimulante hace que la mente divague y la mía divagó más hacia lo que dejaba que hacia donde iba. Qué dejaba en Buenos Aires, pues a mis amigos, protectores y guías, Simon y Carmen, como también dejaba a mi pareja habitual y compañera de mismo rango: Asunción. Quiero escribir un poco de ellos, pues son personajes que siempre se los encuentra en mis líneas y ustedes no los conocen. Empecemos por Simon: Inglés, Joven y maduro a la vez, un hombre de más de metro noventa de alto y fornido como un toro. Es muy elegante pero sobre la cien tiene rulos dorados que a su aspecto le da un aire desenfadado. Su sola presencia y tamaño imponen respeto cuando estás a su lado y cobija de protección a todos los de su grupo. Es parco y directo y está acostumbrado a dar órdenes. Lo cual cabe muy bien en una ciudad como Buenos Aires donde si dudas te comen. Trabaja traduciendo del Sueco al Inglés y viceversa, vive del tango y su vida es como la mía ahora bohemia. siempre anda bien trajeado y le gusta el Tango muy puro y clásico, es un purista en la pista de baile. Vivió algunos años en Malmo, ciudad Sueca que cobija también al hijo de una amiga peruana, Charo. Justo Charito me contó que mi amigo Simon va a llevar en diciembre una pareja de bailarines a suecia para hacer presentaciones de tango. Como hoy me dijo: "Me voy a tomar unas vacaciones de mis vacaciones" y me hizo un guiño haciéndome saber que leía también mis aventuras. Cómo me lo imagino yo? pues en una playa de Normandía liderando las fuerzas reales de la Reina. La playa sería la de nombre clave Sword. Esta playa está situada entre las poblaciones de Ouistreham y Saint Aubin sur Mer. Es la más oriental de las playas, situada aproximadamente a 15 km de Caen, Francia. El bullicio de las baterías explotando en la playa, los silbidos de las balas rozando la piel y las granadas rodean a su unidad que acaba de desembarcar. Detrás suyo quedan los barcos de la reina disparando con sus largos cañones a la costa francesa y delante las baterías Nazis. Él toma una decisión, como siempre lo hace sin marcha atrás. Corre con su revolver en mano y un puro que le regaló Churchill en la boca, está encendido. Se para justo en medio de la playa con su enorme tamaño y los alemanes les disparan todas las balas de su arsenal. Las bombas caen a su alrededor y en el cielo un avión de la RAF, Real Air Force inglesa, se desploma por la metralla del fuego antiaéreo. La arena que emana de las explosiones cercanas lo toca, el agua del mar empapa sus ropas, el sudor y las lagrimas enjugan su cara, pero las balas alemanas a su sola presencia y voluntad lo esquivan. Levanta lentamente su revolver y apunta al infinito, a la galaxia, dice: "Hombres, hoy haremos historia, acompáñenme a la casa del Führer, esta noche cenaremos sus manjares" y el revolver hace un disparo y las tropas corren a tomar la playa y liberar Francia. Esa noche a la hora de la cena, Simon está tomado un té inglés en una taza de la más fina alfarería alemana. Tiene la esvástica en la base y perteneció a un general del partido. La ceniza del puro de Churchill humea agonizante y la playa ha sido por fin tomada. Carmen, trabaja para el gobierno de Rumanía, es abogada de profesión y tanguera por convicción. Toma las clases con los mejores profesores de Buenos Aires y no sólo eso, sino que todos son sus amigos. Le gusta el tango tanto que quiere conseguir un trabajo que le permita disfrutar al máximo la noche de Buenos Aires. Es muy espigada y alta, sus rasgos marcados y sus ojos verdes la distinguen en cualquier habitación en la que ella haga su entrada. Cuando cruza las piernas es un espectáculo para no perderselo, largas y finas prometen algo mayor a cualquier ambición de un plebeyo. Me imagino que los de la embajada la contrataron por su elegancia imponente necesaria para contrapesar tratos y acuerdos comerciales en Buenos Aires. Habla como una porteña pero es demasiado exótica como para ser sólo eso. Sus maneras hipnotizan y lo que diga convence, sus gestos y movimientos son muy elegantes y pausados a causa de sus largas extremidades que encandilan hasta al más indiferente. Las leyendas rumanas son de vampiros y estos existen son encantadores y toda voluntad debilitan. Me la imagino en la nobleza, como un emperatriz, su cuello largo es suficiente joya y la tiara de diamantes escondida entre sus cabellos, solo confirman lo que su presencia promete. En la corte hay un banquete, servidores y nobles esperan durante una hora su presencia para empezar la cena, están impacientes, todos se vistieron con sus mejores galas y se pusieron demasiado para poder llamar su atención, las mujeres en vestidos de galas muy finos decidieron no sacarse las pieles para ostentarlas, eran carísimas y lujosas, las habían traído los cosacos de Siberia que se habrían paso más allá de los linderos de la sociedad y se enfrentaban a nativos salvajes para conseguirlas, las pieles de martas, zorros y arminos, enjugaban el cuello de las nobles mujeres generándoles sudor y arruinándoles el maquillaje. Los hombres cargaban mil medallas, desde una de la heróica batalla, hasta la que les dio la emperatriz por un favor concedido. Carmen sabiendo que es el justo tiempo de espera, baja por una escalera de su castillo, el Castillo Peles. Considerado por algunos uno de los más bonitos de Europa, una obra maestra de la arquitectura renacentista nueva alemana, encargado por el Rey Carol I en 1873. Tiene un diseño elegante, una muestra opulenta de arte y adornos de todo el arte europeo, arañas de luces Murano, vidrios colorados de Alemania, paredes cubiertas con cuero de Córdoba, porcelana de Meissen y Sevres, ébanos y esculpidos de marfil. El silencio cunde en el salón y ella rebaja las escaleras sin que por ello pierda estatura. Al llegar al descanso mira a todos sin mirar a ninguno, hace una seña con el dedo moviendo lentamente su extendido y delicado brazo, y la orquesta da los primeros acordes. Ellos son mis Bosses, compañeros y guías en esta aventura. Se los digo no es poca mi suerte. Cuando bailan juntos, sobresalen en la pista de baile, y bailar detrás de ellos es una exelente experiencia pues la puresa de baile de Simon y sus pasos firmes limpian la pista. Carmen en cambio roba todas las miradas de los hombres y las mujeres para que cuando luego pases las mesas te vean bailar. Sin zapatos entro a la milonga del miércoles en La Plata. Llevo zapatillas pero eso no me detiene, son unos botines que me lleve para la lluvia, no me puedo imaginar algo más incómodo para bailar tango. Pero decido probar, no sólo estoy dispuesto a ganar en este viaje sino también a perder. lo dejo por ahora, mañana paseo por la tarde, intentaré terminar mañana a la mañana.

Bitácora de Buenos Aires día seis, de vacaciones de mis vacaciones en La Plata

De regreso en mi pequeño y acogedor piso de Buenos Aires, la ciudad palpitante. Baje del bus que me trajo de la frondosa y apacible Ciudad de la Plata. Compré unas facturas en la avenida 9 de Julio y saludé al Obelisto que salió a darme la bienvenida. Llegué al edificio en que me hospedo y le toqué a Ruth, mi amable inquilina, para contarle de mi regreso. Ella me retó y se quejo conmigo por no avisarle que me sentí mal el día que fui a la guardia ,yo me reí pues al final lo único que pasó es que tuve una buena anécdota. Como me recomendó el doctor salí de la ciudad de Buenos Aires a que me diera el sol y buscar el trinar de pajaritos. La Plata es una ciudad pequeña en comparación a Buenos Aires. Anteayer bajé del bus que me trajo desde la Metrópoli en Plaza Italia. A la Plata se le puede definir como una ciudad moderna, fundada a finales del siglo 19 para ser la capital de la provincia después de Buenos Aires. Diseñada desde el principio es una ciudad modelo que se plasmo en planos y se construyó integra luego. Recuerdo que hace algunos años mi amigo Luis María me la describió: "La Plata está diseñada con una avenida que es un cuadrado que circunda toda la ciudad, dentro de este hay un damero de calles que se cruzan y forman una cuadrícula. Luego hay dos diagonales principales que cruzan todo el casco urbano y varias diagonales auxiliares que cruzan bloques de seis cuandras. Las intersecciones de las calles y las diagonales forman plazas y óvalos lo que permite que esta ciudad tenga muy pocos semáforos y un circulamiento fluido de sus habitantes." Me lo decía sentado junto a su esposa en Lima. Luis María es una amigo arquitecto que viaja alrededor del mundo a ver obras impresionantes de arquitectura, un apasionado pues. Llego al Perú a conocer la obra de los incas y cuando pasó por Lima nos regaló una clase de tango con su esposa. Nos advirtió que enseñaba tango milonguero, para bailar socialmente, pasos chicos y mucha comunicación con la pareja y orientado solamente a disfrutar. Fue para mi en su momento una gran inspiración. Luis María, luciendo una barba canosa crecida y un pelo un poco largo para su edad que le daba un aire juvenil prosiguió: "En la calle principal se edificaron las principales construcciones de la ciudad, están museos, el teatro, la catedral, la legislatura, la casa de gobierno, el correo y las más amplias plazas de la ciudad". Con Luis María me voy a ver pronto en Mar de Plata, eso espero, en Lima además de la clase nos encontramos en una milonga y compartimos una hermosa cena frente al Golf de San Isidro donde mi amiga Edith fue la anfitriona. Prosiguió: "En el borde norte de la ciudad se construyeron un Zoológico, La Facultad y El Estadio, todo rodeado de un gran bosque." Bajando del bus decidí caminar para ir conociendo la ciudad descrita por mi amigo arquitecto. compré un mapa y emprendí la caminata. Mi primera impresión al llegar fue una que no me ha abandona: Llegué a Argentina en primavera!... Como estas eran vacaciones de mis vacaciones, decidí portarme como un turista más, no escribiría ni tampoco bailaría tango, los zapatos los dejé en Buenos Aires descansando. Caminando la ciudad de La Plata pude notar la tranquilidad de sus habitantes, todo se mueve a menor velocidad que en Buenos Aires, mi médico estaba en lo correcto, la gente estaba en las calles y plazas, disfrutando de un sol espectacular y relajándose en restaurantes que ponen mesas y sillas en las veredas. Su esplendor, frondosidad y bella arquitectura hizo que saque la cámara y como un poseído comience a disparar del gatillo a culpables e inocentes. En Buenos Aires no he tomado muchas fotos, porque no he visto el sol muy a menudo. Lo que pasa es que yo estoy en la Buenos Aires del tango una ciudad que ofrece sus mejores manjares en la oscuridad de la noche. Estoy llevando, como nunca, una vida de Bohemio. En el medio de la plaza Italia yo estaba más perdido que cuy en tómbola, peruanismo que define la sensación de un roedor forzado a ser parte de un juego en donde lo ponen en medio de unas cajas con hueco en la que se mete, la gente escoge un número de caja o color y le apuesta, cuando el cuy nervioso, de los gritos y de la gente que le grita para que entre en la caja a la que apostaron, decide introducirse en una para escapar de la algarabía se reparten los premios a los afortunados y el pobre cuy descansa hasta su próxima inmolación en la arena romana, así yo andaba y dos hombres uno joven y el otro curtido con mostacho me dieron las claves de moverme en una ciudad tan fácil y de tan buena urbanística. Las plazas y las construcciones de la ciudad se me ofrecían con poses sensuales para que les tomase una foto. Saqué el revolver de capturar momentos y no paré hasta dejar 300 muertos. No tomaba fotos desde que dejar de estudiar periodismo primero y cine después, disfruté tanto haciéndolo que me impuse la tarea de fotógrafo y cambiarla por la de escritor mientras esté en La Plata. Cuando llegué a su bellísima Catedral y su hermosa plaza San Martín donde con mucha tensión el Palacio de Gobierno desafiaba a la Catedral en un duelo de modelos para miss universo. Yo el beneficiado, era el fotógrafo. Decidí tomar un refresco en un bar que queda bajo las escaleras de la Catedral un rincón muy bello donde tomé más fotos y me relajé libando agua de manzana. Tomé luego un taxi hacia mi destino, la casa de mi sobrina. Mis primos el Ché y Rocío son muy divertidos, me reúno con ellos por lo menos una vez al mes a tomar un vinito cuando cae la tarde en San Borja, conversamos de todos nuestros problemas y nos reímos de ellos, las desgracias se convierten en chistes y las frustraciones en oportunidades, buena terapia. Me recibió Nicolás, la pareja de mi sobrina, Estaba cortando el pasto pues comeríamos un asado en la noche en honor a mi viaje. Lo ayudé en la tarea con el rastrillo, juntando hierba recién cegada en primavera, cree un lazo muy lindo con la tierra, mi médico estaría orgulloso. Cuando terminamos salimos a comprar por el barrio de los hornos, un barrio simpático más allá de la avenida circunvalación y el plano antiguo de la ciudad. Me dió muy buenas sensaciones y creí haber llegado a un Resort Cinnco estrellas fuera de la ciudad pero a 10 minutos del centro. Ni planificado lo hubiese logrado. Compramos en esas bodeguitas donde se juntan los chismes los perros que andan solos por las calles y los vecinos ceban mate o conversan con el bodeguero las ultimas de la tarde, las ultimas de la tarde esta vez fui yo un peruano rarísimo, muy mal vestido integro de negro en una ciudad calurosa y de primavera. No pensé muy bien al salir. Hicimos todas las compras y al regresar mi sobrina ya estaba esperándonos en casa. Al abrazarla sentí la mayor cura que se puede ofrecer a un enfermo de sobredosis tanguera: la familia. Luego llegó Pablo con aire desenfadado como siempre. Venía de trabajar, estaba pintando, paredes señores no crean tampoco que conocí a Miguel Ángel, en todo caso sería un Miguel Ángel en relación a los boliches y su afición a la cerveza, que ahora controla muy bien. La luna salió en todo su esplendor y como en los Hornos no hay edificios, nos iluminó toda la noche. Las carnes en el asador con el asador, Nicolás. Él es especialista en gastronomía y sabe con perfección como hacer un buen asado, mi prima estudia en la universidad administración, juntos formaron una empresa que se especializa en comercializar pastas artesanales y pizzas con masa integral, también venden productos envasados y en píldoras de medicina natural peruana. La biodiversidad de mi país hacen que crezcan plantas milagrosas que curan las más variadas enfermedades extrayendo de la tierra amazónica su exuberancia, de la de la sierra su resistencia y de la costa la fortaleza de los valles en el desierto. Comímos muy felices del delicioso asado, la mejor carne que he probado en la argentina hasta el momento. Tomamos unos vinos y unas cervezas, conversamos animadamente y formamos nuevos lazos. Ahora no sólo ellos estuvieron en Perú sino que también yo los visité en su casa, en su barrio. La noche se estaba alargando y como no me pude aguantar pregunté a mi sobrina si conocía una milonga en La Plata. Ella me contestó que había tomado clases de tango hace mucho tiempo y que su profesor hacía una milonga en el centro, Pablo amablemente se ofrecio a llevarme en su camioneta destartalada. Me subí al amacijo de chirridos que era su auto y encaminamos a la milonga, Pablo no se podía quedar, yo me enfrentaría sólo a la milonga en La Plata. Otra vez no me pudo aguantar, me llamó más el tango, Doctor mil sorrys. Tengo que salir a una milonga continuaré mañana la descripción de la noche en la primaveral ciudad de La Plata.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Bitácora de Buenos Aires día cinco

Buenos días queridos amigos. Es la mejor noche que he dormido en Buenos Aires! Ayer de regreso de la milonga no escribí, preferí dormir como debe ser. Bueno, quiero que estén todos muy tranquilos, yo me encuentro muy bien. Delante de ustedes de repente haya unas líneas inquietantes, pero quiero que sepan que todo fue un exceso de precaución de mi parte y que no ha pasado nada más, que el gasto de dos taxis extra. No quiero que se preocupen, sino que piensen, como yo, todo lo contrario, que actué sensatamente y a beneficio propio. Además pude conocer una experiencia muy grata de esta ciudad y asimilar una habilidad nueva: el control de mis emociones. La mañana de ayer me levanté con un sobresalto, como cuando uno se levanta de una pesadilla y tiene ganas de salir corriendo a la calle. Había dormido apenas dos horas y no podía conciliar el sueño. Me levante cebé mate, un montón de mate y me puse a escribir como un poseído durante tres horas la segunda parte de mi día cuarto. La emoción de estar en Buenos Aires y por fin poder soltarme a escribir sin ningún complejo, más las cosas fabulosas que me han pasado me han desgastado emocional y físicamente. A lo nuestro, la historia. Terminé de escribir muy excitado y desde que me desperté había sentido mi cuerpo muy raro. Primero contenía en el pecho una tremenda angustia y soledad. También me sentía muy débil e inapetente y tenía dolores en el cuerpo en lugares que nunca había tenido. Adormecimientos extraños y palpitaciones en el corazón raras hicieron que entre en un cuadro de ansiedad y me empiece a preocupar. Decidí tomarme todo con mucha calma y descansar, pero no pude, la angustia me poseía con sensaciones extrañas y nuevas. Me bañe y salí a golpe de 2 de la tarde hacia la farmacia que tengo cerca, pensaba comprarme una aspirina que me regule el corazón. Al llegar la boticaria me preguntó qué quería y le conté que sentía palpitaciones extrañas en el pecho, soy un boludo total y dramático. Ella cambió el rostro y me pregunto: "Pero qué querés", le dije: "una aspirina que me regule las palpitaciones". Ella me explico que la aspirina solo limpia la sangre y no regula nada de nada. Le dije que me sentía angustiado y preocupado. Me preguntó si quería medirme la presión y yo accedí, pero tenía que esperar y estar en una farmacia con una boticaria y preocupado esperando no me hizo sentir nada bien. Ella me dijo: "Si querés podés ir a la guardia que queda aquí a la vuelta y allí hay médicos que te pueden ver" , yo le pregunté que si ella pensaba que era la mejor y asintió. Recuerden estoy viajando sólo en esta ciudad y una parte importante de viajar en estas condiciones es ser muy precavido y cuidarse a sí mismo. Me encaminé a la guardia, que es lo que en Perú le llamamos sala de Emergencia, vi a un policía y le pedí indicaciones él me dijo que tenía que caminar unos 20 metros, pero que donde yo me dirigía era una clínica privada, que lo mejor era ir a un hospital del estado que estaba a 13 cuadras, el hospital tiene como nombre Durand. Paré un taxi inmediatamente y me fui al hospital. Le conté un poco al taxista mis síntomas, aclarando que estaba ecuánime y que si bien sentía una tremenda angustia la estaba controlando. El taxista muy amable me hablaba: "Esto que dices vos, es lo mejor que puedes estar haciendo, aveces se sube la gente, va al hospital y no dice nada, si se desvanecen en el taxi se convierten en mi responsabilidad y yo no sé que tuvieron. Ahora vos conversas conmigo y si te pasa algo le puedo decir a los médicos los síntomas que tenés". Luego me describió lo que tenía que hacer, ir a cierta ventanilla, decir mis datos, aclarar que era extranjero y no tenía obra social. "Vos no digas que tenés obra social, seguro para los peruanos, si lo decís te van a comenzar a preguntar un sin número de datos y van a hacerte mil preguntas y vos lo que querés es que te atiendan", me dijo, "llega a la ventanilla y decíle que es urgente, dale bajá estoy exactamente en la puerta... y suerte". Le pagué muy agradecido y comencé a buscar la susodicha ventanilla, no encontré a nadie. Luego habían unos enfermos esperando. Me dijeron que no había nadie en la ventanilla para que me atendiera porque había habido un incendio y la sala de la guardia estaba toda ocupada. Pero si creía que era urgente tocara la puerta y alguien me atendería. Lo hice y salió un joven y me pregunto lo que quería, le dije tengo estos síntomas y no me siento bien. Él me dijo que me sentara y esperara a que estuvieran más desocupados. Me senté y saque la libreta con la que ando por Buenos Aires en la mochila. Comencé a escribir mis datos, mi dirección, teléfono de contactos en Lima, teléfonos de contacto en Buenos Aires, el Número de mi DNI, el nombre de mi padre y hermanos y mi dirección, mi nacionalidad, que era turista y el número de días que estaba en la ciudad, que eran cinco. Todos los datos útiles para que si en el caso me desvaneciera encuentren en mi libreta lo necesario para avisar a mi familia. Me dieron ganas de irme así que toqué nuevamente la puerta, salió otro joven vestido como doctor, pero sin bata y me dijo: "Mirá si es urgente te puedo atender pero no tenemos camilla" le dije que no me importaba, entre a la sala. Es una edificación de cuartos de mediano tamaño comunicado por corredores, la mayoría de habitaciones no tienen puertas y los médicos la transitan con la velocidad de quienes tienen una tarea urgente y saben muy bien cómo hacerla. Estaban los enfermos del incendio, no estaban quemados, en su mayoría eran señoras que tenían una crisis de histeria y rpoblemas de respiración, nada grave. Yo sentí inmediata confianza, me preguntaron mis síntomas y muy cortésmente me preguntaron si quería que me midiera la presión. Entendamos una cosa, el practicante que me atendió me preguntó, no me ordenó lo cual me dió mucha confianza. Se apareció de pronto una joven y linda practicante con forma de hablar muy dulce y me hizo otras preguntas, yo hablaba muy calmado y ellos me respondían de la misma manera. Ahora eran tres lo practicantes quienes me atendían y conversaban conmigo sobre mis síntomas y yo estaba muy extrañado de que se me prestara tanta atención, pero algo me tranquilizaba, creo que era el dulce cantito argentino de la joven practicante. La practicante era bajita de metro cincuenta, carita dulce y pelo castaño con ojos azabache. El siguiente practicante muy alto, pelirrojo, con mucha barba, se le notaba fuerte y rudo, quien me atendió primero era rubio y simpático, muy amable y atento a que yo siempre accediera, o no, a hacer algo. Me dijeron que tenían una camilla para que me sentara a medirme la presión, que si no me molestaba compartir la sala con un delincuente, cuando me dijeron eso no me preocupó, pero al entrar a la sala vi a un tipo de unos 23 años sin polo y la cabeza rota, esposas en la mano y a su lado un policía. Angelita, como llamaré a la primera practicante, me cogió la mano y me dijo que no me preocupara que estaba todo bien, mientras Doogie Howser, el practicante que me atendió primero, ponía su estetoscopio en mi pecho. Eric el Rojo, el practicante fortachón, se puso entre mi campo de visión y el delicuente, y cruzó los brazos como vikingo en guardia, dándome toda la confianza del mundo. Me tomaron la presión y otras evaluaciones tópicas y me dijeron que iban a consultar con el médico de guardia, les dije que prefería no seguir esperando en esa habitación con BARRABRAVAMEROMPIERONLACABEZASOYUNPELIGROSIENCUENTROUNBISTURÍPERDIDOPORALLI, osea el delincuente de al frente. Ellos asintieron. Conferenciaron con un doctor y los tres mosqueteros se me acercaron a darme los resultados de mis exámenes. Mi temperatura estaba bien y mi pulso normal, la presión ligeramante elevada, pero muy dentro de lo normal. Angelita me recomendó hacerme un chequeo general al llegar a Lima para descartar hipertensión, pero que ella no creía que la tuviera, Eric el Rojo, que puso sus dedos enormes en mi yugular para medir mis palpitaciones me miraba seriamente como diciendo: "tenés que portarte bien", Doogie Howser me dijo que no tenía que preocuparme medicamente. Yo estaba parado en medio de la sala y ellos me rodeaban. Era momento del diagnóstico, les dije: " yo creo que esto es estrés emocional, con un ligero cuadro de ansiedad", ellos asintieron, continué: "También esto se ha juntado con un agotamiento físico y las pocas horas de sueño, concuerdan?" todos concordaron. A un metro de nosotros una doctora de guardia se había acercado a oír las conclusiones. Angelita me dijo que si quería podía llamar a siquiatría para que alguien converse conmigo, le dije que en este caso específico no se aplica y que un psicofármaco solo alteraría más los nervios, Eric el Rojo movió su barba en aprobación. Con el diagnóstico hecho, me animé a dar la receta: "Hoy debo concentrarme en descansar, evitar las emociones fuertes, hidratarme y comer ligero", Doogie Howser me sonreía. Yo seguí: " me iré a casa en taxi, prepararé ensalada de frutas y tomaré agua, toda la tarde descansaré en pijama y pensaré en cosas alegres, no fumaré y no tomaré licor por hoy". La doctora de turno se veía muy divertida. Les dije también que esta noche iría a la milonga pero estaría muy tranquilo y nada excitado, ellos no lo vieron peligroso pero me recomendaron acostarme temprano, yo asentí. Los tres mosqueteros me desearon buena salud y que continúe con el viaje, Angelita me dijo: "Espero verte pronto" a lo que yo respondí: "no se ofendan, pero preferiría que no" a lo que todos nos reímos. Llegado a casa pensé en lo maravilloso que son los hospitales argentinos, se preocupan por atenderte antes de nada, ni me preguntaron el nombre. También te dejan hacer tu diagnóstico y seguir tus propias recetas y más importante los médicos te tratan con mucho respeto. Algo más, no me cobraron absolutamente nada. En casa ya tranquilo, tomé conciencia de que había obrado mal, la montaña rusa de emociones de los últimos días había sido muy intensa y yo no había tomado ninguna precaución, había dejado que todos las emociones ingresaran sin ninguna garita de control y la intensidad de sentimientos me había sobrepasado. Me puse pijama y prepare mi ensalada de fruta, Kiwi, plátano, manzana y durazno. Puse a Marco Aurelio Denegri en el youtube, Bayly y Pataclaon para moderar mi nostalgia y espere a las nueve de la noche. Me bañé y fui a la milonga caminando, eran unas 13 cuadras hasta el Salón Canning, hoy se presentaba el Sexteto Milonguero. Muy conciente de mi nueva meta, mi caminata fue lenta y calmada. Un paseo tranquilo donde me concentre en disfrutar de la calle y respirar. Mi humor había mejorado mucho pero tampoco permití ponerme muy alegre. Mi objetivo principal ese día era controlar mis emociones y mantenerme alerta, respirando tranquilo y sin agitarme. Llegué al Canning muy sosegado, traspasé el corredor y empujé la puerta. Frente a mí un señor mayor me preguntó si tomaría la clase a lo que yo le dije que no, que estaba agotado y lo mejor sería descansar, pero que tenía mesa reservada y que me gustaría ver la clase. Me dijo: "Muy bien sentaté y cuando llegue la persona que cobra le pagás" yo le agradecí y fui hacia la mesa. La clase la daban Julio y Corina Balmaceda. Habían argentinos y extranjeros por igual y todos rodeaban la pista de baile mientras los maestros daban la clase. Julio Balmaceda a adelgazado mucho desde los videos que vi en youtube, Me contaron el segundo día que llegué aqui que estaba siguiendo una dieta. Le ha salido un mechón canoso por delante que le queda muy bien. La Clase la daban en inglés y en español en simultaneo, Julio estaba describiendo un paso con ocho atrás y traba, para luego seguir con la inercia y salir en un giro. Decía: "tienen que generar el ocho atrás y a la vez con el pie buscar el de la mujer"..."rodeenla con el brazo, así.... Look, in the moment my shoulder around". Terminaba la explicación los aprendices retomaban la practica y Corina y Julio se acercaban a ellos y los iban corrigiendo. Corina se acercó a una pareja de extranjeros, los observo muy atenta e hizo el papel de barón con la pareja del gringo explicándole a la vez "... You lead the woman this over,.... Now! yo can go around". Yo estaba sentado con una felicidad muy calmada y diferente de los días anteriores muy controladito y sin hacer mucho esfuerzo físico. Como tenía la milonga por delante decidí comer algo así estuviera inapetente. Lo pensé bien y fui caminando lentamente a la barra con pasos de tortuga y me pedí un refresco de naranja con azúcar una empanada y un sanguchito de pan de miga. La azúcar y la harina me darían la energía que gastaría en la milonga, pero como eran bocaditos no afectarían mi sistema. La clase se terminaba y los elegantes personajes de la Canning comenzaron a poblar las mesas. el tema de la elegancia en la Canning es muy importante, la gente de diferentes nacionalidades va con sus mejores galas, se ha preparado un año o más para este viaje y tienen un conjunto especial separado para esta milonga. Quienes conocemos de tango sabemos que el Canning es como un templo y que a la iglesia se va vestido de domingo, en este caso de tango. Juntos Julio y Corina dieron las ultimas indicaciones: " Tienen que sentir a la pareja y estar atentos, lo importante es saber lo que estamos haciendo y no el paso"...." The step its not important, important the moment...." Me acerqué a ellos me presenté y les dije que no había tomado la clase porque estoy con agotamiento físico y guardaba mis fuerzas para la milonga, les agradecí la clase y también les dije que los admiraba un montón, ellos me sonrieron y agradecieron mis palabras, al ver bien a Julio Balmaceda no pude no acordarme de Ricardo Darin, tienen un aire parecido. La milonga empezó esta noche el propio organizador de la milonga, Horacio, musicalizaba. Ya lo había saludado y ahora estaba en mi mesa cambiándome los zapatos. Esta vez la experiencia fue totalmente nueva también, era la primera vez que estaba solo en una milonga que conocía y que sabía ya su funcionamiento y ritmo. entonces comencé a bailar, muy tranquilo y lento, relajado, sin exitación. empieza el desfile mises universo, Primero , por respeto y locación salí a bailar con una argentina elegante en sus movimientos, segunda tanda, rusa muy técnica, tercera, colombiana calidez caribeña y cuarta Italiana con lazo en el cuello. Me senté y vi Llegar a las chicas norteamericanas que conocí el primer día y me presentaron a Simon. Marilyn y Yamila, sonrientes como siempre, También en esos minutos hizo su entrada Asunción con su elegancia acostumbrada y sencilla propia de Toulouse. Noté que se había pintado los labios y se lo hice notar. Nos sentamos en nuestra mesa, la misma que compartimos ayer, y conversamos lo que me había pasado en la mañana, le dije que su advertencia tenía mucho sentido cuando me dijo que se me iba a romper el corazón de la emoción y que de ahora en adelante me tomaría las cosas con mucha, mucha calma. Le conté luego de la clase mientras las tandas se sucedían y le dije. A mí me gusta mucho Julio Balmaceda, lo habré visto cien veces en youtube. Ella sonrió y me dijo con su acento español y francés: Sabes quien más está en youtube?", negué con la cabeza, "Nosotros", me dijo ella, "Ayer en el Canning nos filmaron mientras bailábamos". Objetivo del día, la calma. Así que controle mi emoción y le dije: "Qué bien, esto va a ser una bomba cuando lo escriba en el Facebook". Asunción: "Simon me contó, luego me va a pasar la dirección, ese chico sabe todo lo que sucede en el tango" con una sonrisa serena asentí. "Señoras y Señores, aquí en el salón Canning el Sexteto milonguero!!!" dijo el presentador. Los acordes agresivos y dulces del Sexteto comenzaron a llenar la sala de vibraciones violetas. Asunción y yo estábamos a escasos 4 metros de la Orquesta y tocaron para abrir un tango desconocido. La gente no salió a Bailar y nos quedamos todos, embelesados, escuchando la orquesta y a su imponente cantor. Su enormidad y musculatura junto con sus cabellos muy largos y barba se contradicen a su dulce voz, carisma y su sonrisa que emana a raudales desde el escenario. Acabo el tango y los aplausos no pararon hasta los próximos acordes del bandeoneón, violes, contrabajo y piano. el ruido de las manos agitas paró y los pies comenzaron a ser ahora los protagonistas. Las manos ahora formaban abrazos, las mejillas se juntaron y la milonga comenzó a girar en un calmo remolino. Yo era parte de esa mística y también obedeciendo los mandatos junte mi mejilla a la de Asunción. La voz del escenario comenzó a decir:
"Vagar con el cansancio de mi eterno andar
tristeza amarga de la soledad
ansias enormes de llegar.
sabras que por la vida fui buscandote
que mis ensueños sin querer vencí
que en algun cruce los dejé
mi andar apresuré
con la esperanza de encontrarte a ti
largos caminos hilvané
leguas y leguas recorrí por ti
después que entre tus brazos pueda descansar
si lo prefieres volveré a marchar
por mi camino de ayer"
Mi tango preferido del Sexteto. Con mi habilidad adquirida, gocé serenamente y pude observar con más cuidados muchos de los hermosos detalles que la componen. El sexteto tocó luego dos Cahcareas, los milongueros nos resignamos y unos extraordinarios bailarines Taiwaneses hicieron maravillas en la pista de baile, giros rapidísimos y zapateo ingrávido, una belleza que el conjunto del Canning reconoció con aplausos. Asunción me señalo al Cantante del Sexteto y pude de ver cómo mientras cantaba y tocaba gozaba la exhibición de los bailarines. Tanto así que los nombro y pidió el aplauso para ellos. "...De dónde son?" dijo, "Taiwán!" grito la mesa de los chicos, y la sonrisa enorme de Javier Di Ciriaco iluminó el destino de todos. Antes de acabar su presentación bailaron para todos la pareja integrada por Miriam Copello y Cristian Correa. Exelente, dos tangos y una milonga impresionante, los de reflejos de sus pasos marcaron mi retina. Y también Carlos Copello miraba con la seriedad y orgullo de padre a su hija. Terminó el show y yo me iría descansar, pues ahora soy cociente de ello, si quiero disfrutar, serenidad, respiración y descanso. antes de irmele agradecí a los músicos del Sexteto e intenté comprar su disco pero no pude. Al acercarme a la violinista Marisol Canessa y contarle que organizo La Maleva en Lima me dijo: " Para Organizador el disco en gratis" la besé y me fui ilusionado. Hoy me voy a la Plata, a visitar a mi querida sobrina. Los zapatos de tango se quedan en Buenos Aires, parte de la receta del doctor, que terminé siendo yo mismo, es tomarme unas cortas vacaciones de mis vacaciones.

martes, 12 de noviembre de 2013

Bitácora de Buenos Aires día cuatro, segunda parte

Continúa de ayer, segunda parte. Luego de Salir del Salón Canning, Asunción y yo caminamos un rato en la noche de Buenos aires, conversé como un loro y hasta canté un poco de Nido Gaucho. Nos despedimos y tomé un taxi a casa pues no sabía muy bien donde estaba y tampoco me provocaba caminar. Uno no debe caminar mucho en Buenos Aires, después te cobra el cansancio en la pista de baile. Ahora les pido que regresemos a la mañana. Me levanté con malos presentimientos, por un lado estaba muy cansado, por otro la razón me decía que tener tres días maravillosos en Buenos Aires apenas al llegar no tenía mucho sentido, quiero decir lo que me está pasando no creo que le pase a los turistas normales. Encontré amigos generosos desde el primer día, siempre he bailado cuando he querido, estoy entre los mejores y empiezo a ser aceptado. Voy a las milongas copadas y caletas de la ciudad. Entro a las milongas y a los maestros los saludo con familiaridad, en tres días! No es posible. Encontrar las llaves de la ciudad con dos personas increíbles como Carmen y Simon, con quienes estoy súper agradecido, no es algo que se diga normal y que se te abran todas las puertas del mundo difícil y escalonado del tango tan pronto pinta de poco natural. Los temores de haber pasado lo mejor y tener tantos días por delante que no igualen la excitación de estos tres días cundieron en mí. Por ello tal vez tomé una terrible decisión que casi lamentaría más tarde, hacer un poco de turismo. Tenía que comprar unas cosas para la casa, cambiar los dólares a pesos y quería ver aunque sea un rato Puerto Maderos. Me cambié, cogí la mochila y salí a la calle. Tomé el Subte B hacia Florida y empecé a caminar por esa peatonal efervescente y bullente. La gente se dirigía rauda hacia sus destinos, caminaban rápidamente enfrentandote a cada paso y uno tenía que hacerse a un lado Las tiendas ofreciendo las ventas del día, luces colores, cosas, era demasiado. Me sentí como si hubiese llegado a otra ciudad, no el Buenos Aires en donde estoy normalmente, uno de tango, de baile y códigos, sino en una ciudad cosmopolita, moderna, ordenada, donde la gente está haciendo cosas en todo momento en un completo frenesí. Por la calle un joven de unos 25 años anunciaba: "dólares, dólares" me le acerqué para tranzar, me dijo: "Cambio 9.6" y le dije: "Quiero, esta muy bien". Él: "cuanto va a cambiar", yo: "Serán unos cincuenta" él, con aretito de diamantes en la oreja: "Seguíme". Tras sus pasos entramos a una galería, su caminar era muy decidido y rápido, llegamos a un ascensor y yo ya estaba que me moría de miedo, pensaba que estaba tomando un tremendo riesgo, las puertas del ascensor se abrieron frente a mí. "Subí" me dijo y yo obediente como si estuviera encañonado con un arma por la espalda. El ascensor empezó su camino vertical y el ruido rumoroso de los cables accionados por poleas elevó la tensión. Los números de los pisos se sucedían unos tras otros en un pantalla digital. Pausa y analicemos la situación, yo un turista, en una ciudad desconocida, por que yo vine al Buenos Aires del tango, este nuevo buenos Aires no lo conozco, un tipo desconocido a mi lado, con arete de diamantes, pelado como un Gulligan de mi estatura pero grueso, un ascensor de unos metro y medio cuadrado de tamaño. Me matan. Estrategia de salida cuando por fin se realice el asalto? Decir: "Te felicito, eres un excelente ladrón, te admiro mucho, toma todo mi dinero, tengo una cámara digital el la mochila espera, que te la doy, le vas a sacar un buen precio, es profesional. Disculpa que no traje el manual se me quedó en casa. Vos estás muy bien sos un genio y yo un boludo. Pero me encantó tu forma rápida. 380 dólares es lo que tengo y como 80 pesos llevátelos, pero déjame la tarjeta del Subte para regresar a casa. Espera mi pasaporte también lo necesito. Ningún problema no?" darle la mano y bajar por el ascensor muy tranquilo. Esa era mi estrategia armada en unos cuatro segundos interminables. Piso seis se abren las puertas, frente a nosotros dos gorilas, metro ochenta, gordos de unos cuarenta años. "Joder tío me van a dar el tratamiento completo, ¡puta madre!" Pensé. Los gorilas estaban hablando de dinero, tapaban toda la puerta del ascensor decían: "...si, la guatemalteca del otro día estaba bien fuerte", el otro: " tenés que ir a Palermo, han llegado unas colombianas de primera, le pagas y te hacen todo las muy boludas, como son nuevas te atendés y ellas se cagan de miedo...". El primer Gorila nos dirigió por fin la mirada, áspera como de lija, sin interés, miró al otro como para tomar una decisión. yo con el corazón a mil me dije a mi mismo: "Empezó la fiesta". El segundo Gorila nos dijo sin siquiera mirarnos: " tomaremos el otro". Las puertas se volvieron a cerrar. Piso siete y el Gulligan me dijo: "pasá" dió dos toques de código en la puerta y un sonido de chapa electrica sonó. Pasé y el departamento era una casa de cambio. Un Señor con lentes de banquero de película de de banco de Westerm americano me preguntó: "Cuánto querés cambiar?", "trecientos dólares" le dije. Bien son Dos mil Ochocientos ochenta, pesos. Tenés 20 para redondear la cifra?". Asentí le di el dinero me dio los billetes y los revisé uno por uno. "Disculpe", le dije "como soy de Perú es nuestra costumbre" y el banquero de coboyada lanzó un mujido. Salí de la galería solo y a salvo, qué imbécil fui, tengo que ser mucho mejor en esto, no me pueden coger con la guardia tan baja. No pasó nada fue un susto nada más, pero mi conducta fue muy irresponsable, sobretodo al no conocer nada del cambio de dólares aquí. En Argentina los dólares están prohibidos y el mercado negro funciona muy bien, los peruanos además son quienes lo manejan, pues tenemos una gran experiencia que viene desde los ochenta. Entendí todo lo sucedido mientras caminaba por Florida y tomaba las fotografía, y visitaba las galerías. Tantas son las cosas que hasta ganas te dan de comprar pero los precios son muy elevados. Casi caigo en la tentación hasta que entre a una tienda y pregunté por una casaca de cuero, al tocarla el tipo bien trajeado que atendía sentado en una pequeña barra de la tienda elegante de la galería Pacífico me dijo: "no tengo" al verme tocar la casaca de cuero". Yo estaba al frente de la casaca tocándola y me dijo no tengo? se jodieron todos no compro nada. En el centro comercial Pacífico hay una galería de arte, eso me gustó, mucho nivelar el consumismo asfixiante con arte esta muy bueno y los peruanos deberíamos de aprender, no es posible que lugares públicos donde transitan un montón de gente sólo estén dedicados a promover el negocio y no presenten otro valor que el tener dinero y gastarlo. Tenemos que desear ser más como sociedad, ser más que una tarjeta plastificada, más que un número verde sobre un billete americano. Luego fui a Puerto Maderos, es precioso, el río, las construcciones súper modernas, el ambiente. No voy a describirlo hoy porque estoy ansioso de regresar al Buenos Aires al que vine. El Buenos Aires del tango. Regresé a casa feliz pero exhausto. El torbellino de emociones que viví en la tarde fue demasiado y caminé mucho tomando fotos y paseando en puerto maderos, ya les contaré las impresiones de la ciudad en otro momento. Sin fuerzas para moverme me costó mucho salir de casa. Habíamos quedado con Simon en encontrarnos en la practica de Carlos Pérez. Yo estaba muy cansado, fastidiado porque vine a Buenos Aires a tomar clases específicamente con él. No voy a tomar muchas clases eso lo decidí antes de viajar. Pero Carlos Pérez si me interesa mucho. Muerto en el subte fui hasta el ultimo paradero, las piernas no me daban, la cintura y la espalda achacaban la tremenda carga de mi cuerpo rebeldemente entumecido. Eso me pudo de mal humor y confirmó mis temores de la mañana sobre mi día número cuatro en Buenos Aires. Al llegar al club Sunderland estaba pesimista entre al restaurante de la entrada y vi que donde hacen la milonga estaban jugando unos niños fulbito con la camiseta de Messi. Le dije a la barista que atendía: "Creo que me he equivocado, hoy no está el señor Carlos Pérez". Ella me sonrió y me indicó que la práctica se realizaba en el segundo piso. Subí las escaleras y lo vi por primera vez. Muchos años atrás cuando yo tenía pocos años, un niño, Lima, mi ciudad natal, se alborotó por la llegada de un visitante. La ilusión que genero esa visita entre la gente fue tremenda, todo el mundo era bueno, los borrachos taparon sus botellas, las madres dejaron de gritarles a sus hijos, los esposos comenzaron a llegar temprano a casa. Yo entendía poco de lo que pasaba, pero la emoción de la gente era extraordinaria. Nunca vi algo así en mi vida otra vez. Un día sobre los hombros de mi padre y junto a una muchedumbre alborotada y amante vi pasar un extraño automóvil con una vitrina como techo, dentro un hombre vestido de blanco con cara de bueno. La gente agitaba banderas amarillas y blancas y vivía literalmente una experiencia religiosa. El personaje motorizado escoltado por un sin número de patrullas y en procesión recorría el camino desde el aeropuerto hacia el centro de la ciudad. Su nombre, karol wojtyla. Su mano bendecía y hacía el signo de la cruz a todos los fieles, las mujeres se desmayaban y los hombres las sostenían, era una sensación contagiante y entonces llegó a mi. Su mirada la sentí intensamente y lentamente sobre la multitud, sentado sobre los hombros del señor guapo que me dio la vida, recibí su bendición. Perdonen este paréntesis se me han salido unas lágrimas al describir esta escena. Estoy llorando un poco. No sé si sea capas de terminar de escribir más, no me lo esperaba, no estaba en mis planes sacar delante de todos recuerdos tan íntimos con mi padre. Es la distancia tal vez y lo mucho que lo extraño y lo quiero. Tal vez en estas letras sea la primera vez que se lo digo sin ningún temor. Que viaje de mierda este. Cerremos de una vez. Escaleras arriba estaba Carlos Perez me acerqué le di la mano y sentí la misma sensación que cuando vi al papa en esos, mis primeros años. "vengo de Perú, usted no me conoce a mi, pero yo si lo conozco a usted" ledije. "Ah Perú..." me dijo Carlos Perez, continuó: "...andá cogé una silla y cambiáte los zapatos, faltan cinco minutos para terminar la caminata". Ciegamente obedecí , fue tal vez la energía que sentí al sentir su tacto al estrechar su mano. Me cambié en un segundo y busqué mi lugar en la fila de aprendices que caminaban y caminaban uno detrás del otro. empecé a caminar y di una vuelta. "Vení" me dijo y me comenzó tocar, "Así lo hago porque es la mejor manera de trasmitir lo que te quiero decir" Y se puso a mi lado cogiéndome del brazo. "Doblas las rodillas al caminar, no tenpés que hacerlo, caé desde el tobillo, estirá la pierna y caé, ves, hagámoslo juntos y verás" Y nos pusimos a caminar juntos y sentí exactamente lo que quería decirme. "Ahora caminá, ponete en la fila y caminá" y lo hice. Fueron no más de tres minutos los que compartió conmigo y fue suficiente para cambiar completamente mi forma de bailar. Un giro de ciento ochenta grados, fue tremendo, nunca jamás había sentido tan rápido y efectivo un cambio en mi baile. Hablé del papa, pues Carlos Pérez tiene algo de él, su cara de bueno, su manera de hablar, la energía que transmite al tocarte, es como me hubiese sentido bendecido y viví, con el cambio en mi baile una milagro. la practica continuó. Las parejas se comenzaron a juntar y yo busqué una chica para bailar. Vi unos ojos verdes enormes que eran contenidos por una cara dulce de una chica de unos veinte años. Le pregunté desde mi silla si quería bailar y ella me sonrió. Nos juntamos en el abrazo ella llevaba año y medio con Carlos Perez y fue la mejor compañera para poner en practica lo recién aprendido. Me trasmitio lo que esperaba de mi y yo cumpli con ella, bailamos, sólo camine, y caminé y caminé. Ella paciente, tranquila y me dejo simplemente caminar sin ninguna angustia. Se llama Melanie, y fue era como un angel mandado desde el cielo y cómo no va a serlo, si estoy donde Carlos Perez. Bailando unas vueltas más Carlos Perez me volvió a llamar. "muy bie, muy bie," me dijo, y yo emocionado que me lo dijera. "ahora tenés que cambiar tu abrazo. Mirá la coges así, ves no la abraces totalmente como lo hacés, poné la mano aca atrás loves?", asentí. " si ponés la mano así podés marcarle todo. Marcála con la palma, sin apretar, que ella se sienta libre, me entendés?" lo entendí perfectamente. "Ahora andá bailá". comencé a probar el nuevo abrazo y la nueva postura que me enseñó y no saben lo increíble que me sentí, mis piernas fueron liberadas de esfuerzo, la economía de energía al bailar mejoró muchísimo. mi control superó todas las expectativas, fue fascinante.Sentí que bailaba como un Titán. Melanie bailo conmigo super bien entendio perfectamente mi marca y nos agradecimos mutuamente la experiencia. Hace mucho tiempo que tengo la sensación de que púedo hacer mucho más que lo que hago cuando bailo. Es como tener una habitación abarrotada de de gente y la puerta cerrada. Pues Carlos Perez abrió la puerta. Asunción llego a la práctica mientras bailaba con Melanie, Simon y Carmen estuvieron en la clase antes que yo llegara. Melanie me dijo " bueno un gusto bailar contigo, gracias" le contesté: "Gracias ti, no me puedo imaginar mejor persona para haber tomado la clase". Ella: "Llegó un amigo, ahora voy a bailar con él, todo bien?" Yo: "Todo bien". Carlos Perez en su condición de papa me había exorcizado todos los demonios en 6 minutos, llenó una jauría de cerdos salvajes y los dirigió al abuismo, ahora tenpia un baile limpio y libre al fin. Con asunción bailamos los tangos y probé la marca y la libertad de mis movimientos. Y después se tocaron milongas. Fatalidad, comencé a jugar a dicertirme y todo me salía y ya estaba totalmente desquiciado en la práctica de Perez descontrolado. juegos subiditas, bajaditas, traspiés saltitos un loco a mil y asunción siguiendo todo sin para. Las mujeres sentadas en la sillas muriendose de risa al verme bailar gozando contagiándose de la diversión de que yo sentía. Carlos Perez en una esquina. Se me cruzó por la mente que me iba a parar a corregir a decirme que cómo se me ocurre hacer eso en su practica. Nada, Él es el papa, es bueno, y me dejó ser yo mismo. Al despedirme de él me dijo: "Entendé una cosa, el tango en sencillo. No es fácil, pero es sencillo", creyéndole todo lo que dijo y sabiendo que su palabra es santa le creí.

Bitácora de Buenos Aires día cuatro, primera parte

Cómo empezar a narrar esta noche? Por el final derrepente, sentado frente a la computadora a las 4 de la mañana y comiendo una picadita casera con pan, queso camembert, bondiola y jamón, un vaso de vino y escribiendo. Llego del salón Canning, si sé que muchos de ustedes me la recomendaron y sé que no les he hecho caso, hasta hoy. Tengo la paciencia de que el viento me empuje en la dirección adecuada y llegó el día del salón Canning. Para empezar fui a esta milonga de una manera muy diferente, llegué en pareja. Vestidos los dos ligeramente formales atravesamos el largo corredor que une la calle con la milonga, las paredes blancas y con fotos tangueras nos recibieron y una chica muy amable nos atendió en la entrada. Mi amiga Asunción pasó por delante, como corresponde, luciendo su largo cuello. En la entrada pedimos la reserva de una mesa que nuestro amigo Simon había reservado, nos sentaron en un mesa en la esquina, para dos, al lado exacto de la pista de baile, una ubicación inmejorable, teníamos el lugar perfecto para ver y ser vistos. Pedimos dos copas de vino y dos vasos de agua y comenzamos a percibir el ambiente tan particular de este sitio. Aquí vienen milongueros argentinos, gente que sabe y gusta de bailar, profesionales algunos y también extranjeros quienes prueban su suerte y habilidades. Juntos, en la mesa de privilegio, Asunción y yo contábamos nuestras impresiones del viaje, la suerte de haber conocido a Carmen y Simon, y que ellos se hayan convertido en nuestros Boss, osea, nuestros caudillos, a quienes seguimos ciega y felizmente todas las noches. Abandonados a nuestra suerte esta noche en ves de sentirnos angustiados y desprotegidos, estábamos relajados y aliviados de que nuestros jefes descansen, pues no podemos negar que nos preocupa un poco el hecho de que ellos siempre estén siendo amables y atentos con nosotros. En ese estado de animo dejamos pasar las tandas, conversando, mirando y comentando. La milonga del Canning es muy especial, la vestimenta de los asistentes, los cuadros enormes de la pared, la distribución de las mesas, la pista de baile de madera, las luces violeta que nos llenan de color, los bailarines disfrutando, la energía vibrante y el orden calmo completan la fotografía. Sobre la madera cada uno en su estilo dibuja la pista, veíamos una a una pasar las parejas, algunas dibujaban a pincelas, otras a brochazos, otras tiraban la pintura hacia donde cayera. Pero esa particularidad, variedad y diferencia sólo hacia que se cree un mágico encanto. Desde que llegué a Buenos Aires he tenido la gran suerte de siempre estar en las milongas de los Titanes (así llamaré desde ahora a los profesionales del tango que bailan exquisitamente y uno se queda boquiabierto por su capacidad y control) eso es algo extraordinario y en algún sentido es a la vez irreal, pues es un ambiente maravilloso y a la vez mágico, te sientes en las nubes pero con un miedo enorme a aterrizar. En el Canning vez a los bailarines reales, a los de carne y hueso, a los sacerdotes y sacerdotizas, que ejercen la religión pero cada uno desde su secta privada. Media copa dentro y refrescados con el líquido amable y transparente del agua decidimos que ya era tiempo de compartir la pista con quienes estábamos observando durante seis tandas. Comenzó una tanda rarísima que no había escuchado nunca, pero que bailamos muy seguros y desenfadados, yo estaba con la tranquilidad de haber sido exorcizado hace un par de horas, ya les contaré. Bailando como nunca antes me trasladé por el filo de la pista de baile en todo momento. Me sentí respetado y juntos, Asunción y yo, robamos muchísimas miradas. Con la tanda finalizada y con dos sonrisas relajadas regresamos a nuestra mesa. Conversamos, le dije:"Fíjate a los que van bien vestidos, los que están exageradamente elegantes, ellos están así porque quieren resaltar y decirnos a los demás que estamos en su milonga, en su casa. No puede ser que sea cómodo bailar con saco y corbata, estar impecables y no despeinarse, nosotros somos clientes, somos invitados, pero ellos son los dueños, eso está muy bien". Asunción me dijo: "Te das cuenta de que estamos en el mejor lugar del mundo para hacer tango?", asentí y ella prosiguió: " Cuando empiezas con el tango piensas en el mejor lugar donde el tango está, donde se siente y nosotros estamos aquí" decía esto con mucha tranquilidad y ninguna excitación. Prosiguió: "Yo no soy como ustedes, Carmen, Simon y tú, yo no soy fanática, no me conozco los nombres de los bailarines, no sé las orquestas ni los nombres de los tangos." Hizo una pausa, y continuó: "Pero míranos ahora, estamos en el mejor lugar del mundo... y qué?!" la sonrisa de mi rostro le hizo saber que la entendí perfectamente. Sí, estábamos en el mejor lugar del mundo y estábamos relajados, integrados como uno más, habíamos saludado a los maestros del Florean, bailábamos sin ningún complejo ni presión, la pista se nos abría delante, robábamos miradas entre quienes estaban sentados y estábamos relajados, tranquilos, metidos en nuestro tema en nuestra conversación y observando. Sin ninguna excitación. ...Y qué?! La orquesta empezó a tocar, primera vez que voy a una milonga con orquesta, es una maravilla, una sensación y la milonga cambió y nuestra excitación de nuevo por las nubes, tangos primero, luego la orquesta misma hizo una cortina de bolero, tres valses fueron lanzados desde el escenario, tres milongas nos empujaron a la velocidad, el goce y la improvisación, luego los tangos de nuevo. Y en eso! los primeros acordes de "Nido Gaucho", al estilo DiSarli, el abrazo se cerró, las mejillas se tocaron y los latidos del corazón se sincronizaron, hacía tac y hacia tic y no recuerdo más de estar bailando sobre algodones. La orquesta se retiró, los abrazos se rompieron, las copas se agotaron y el agua nos regaló un alivio final. Esta noche teníamos la satisfacción de dormir relativamente temprano, tres de la mañana. A la salida del Canning reservé mesa para mañana, volvería, y esa noche tocaría el Sexteto milongero. al cruzar la puerta notamos un letrero: "Se reserva el derecho de admisión y permanencia"... Y qué?! Continuará segunda parte más tarde son las 5:52 y necesito dormir.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Bitácora de Buenos Aires día tres

La mañana de hoy me levanté feliz y adolorido, los kilómetros recorridos el sábado fueron demasiados. Recorrí kilómetros en San Telmo, kilómetros perdido, kilómetros de encuentro y kilómetros en las pista de bailes en las milongas. Hoy me quedé en casa la mañana y la tarde, cebe mate, preparé almuerzo y descansé, pues tenía una agenda nocturna importante. Empezar por la milonga de la Plaza Dorrego, camino desde Independencia, a cinco cuadras de mi destino, unas gotas repentinas y dudosas dispararon la alarma. Los pronósticos de lluvia que los meteorólogos argentinos tercamente anunciaban sin éxito para todo el fin de semana, por fin se cumplieron, seguro que les prendieron velas a los santos. Había quedado en encontrarme con una amiga de Lima que ha viajado a Buenos Aires con su madre, cuando llegué a la plaza la vi bailando bajo la garua. Al encontrarnos, por fin, el organizador de la milonga en la plaza al aire libre anunció que se cancelaba por las inminentes precipitaciones. El abucheo de la gente lo hizo retractarse y anunció una ultima tanda, sin más bailé con mi amiga, a medio tango se desató el diluvio y así empapados y pisando charcos terminamos el baile, una sensación extraña y única, bailar bajo la lluvia. Dejando que los vientos de mi destino encaminen mi camino por Buenos Aires, mi preparativo para lluvia fue ninguno, pero la suerte no me abandonó. Ursula mi amiga peruana abrió un paraguas y gozamos caminar, muy juntos, por Buenos Aires bajo la lluvia. Nos encaminamos hacia la Glorieta de Barracas, donde hay una milonga callejera también los domingos, en un parque pero bajo techo, al llegar allí la humedad del ambiente y una fina bruma que emanaba de las yerbas le daba a la glorieta la apariencia de estar levitando sobre nubes. El Monte Olimpo, me dije al ver las columnas, con 50 dioses felices bailando y jugándose al mismo tiempo la suerte de los mortales que castigaban con un diluvio. Cómo acompañar a los dioses en el palacio, fácil lleve una entrada VIP de mi amiga Dorothea ( tea es antorcha e iluminó mi camino) y me presenté al organizador con recomendación incluida. Fui , no cabía de otra por la sincronía de los acontecimientos, bien recibido. Bailé protegido de la lluvia por aquel palacio reservado a los amantes del tango, primero con Ursula y después con una chica llamada Eliza quien bailaba excelente. Me dio toda la confianza para seguir bailando y me orientó hacia mi próximo destino, la milonga del Floreal. Qué regalo recibí en Dorrego? una chacarera doble que bailé orientado por Eliza, inolvidable. La milonga del Floreal está al final de Buenos Aires, al fondo a la derecha, sí, allí donde los turistas no se atreven, no pueden o no atinan. En un antiguo barrio de proletarios de Buenos Aires, la milonga se realiza en el club de la zona, las casas antiguas aún no han sido colonizadas por los imponentes y prepotentes edificios grises que pueblan el centro. aún se ven jardines que dan a la calle y árboles antiguos son testigos persistentes de una continuidad de tradiciones. Bajé del bus un poco nervioso para orientarme, pero a las dos cuadras de caminata cual canto de sirenas escuché un tenue tango que terminó por guiarme, una leyenda en una pared blanca marco final de mi camino: " Club Ciencia y Labor", que nombre más acertado. Si antes llegué al monte Olimpo, por las condiciones meteorológicas, la milonga del Floreal fue como llegar a la casa de Cronos, donde vivían los Titanes, padres de los dioses. La calidad de baile, de música y de gente en la milonga era impresionante, profesionales casi todos, muchos jóvenes expertos bailarines, viejos de curtido talento, extranjeros, sólo los que aparecen en youtube demostrando su sapiencia y mis amigos, Simon, Carmen y Asunción mis protectores y guías en este viaje. No puedo describir ahora lo que fue, pero les diré que había mucho espacio para bailar, que la música estuvo excelente, que las pizzas y las cervezas eran artesanales, que gozamos con una gran demostración y que mientras escribo estas líneas se me dibuja una sonrisa. Increíble, bailé muchísimo y mi amiga Asunción me dijo: "Cuidado que te vayas a morir en Buenos Aires, se te va a romper el corazón con tanta emoción". Una vez más en colectivo a la viruta, fascinante con mucho espacio, con los mejores del Florean y compartiendo viaje con quien hizo el show en la milonga. Esta vez no comí medias lunas, me tomé un Cuba Libre, no era para menos....

Bitácora de Buenos Aires día dos

Ayer me impuse manejar el mapa de Buenos Aires y comprar la guía T, salí a la tarde con el fin de conocer San Telmo, me fui en subte e hice trasbordo. No llegué exactamente donde quería pero si estaba en San Telmo. Caminé por Independencia con el mapa en la mano deteniéndome en cada esquina, yendo y regresando. Llegué al mercado de San Telmo y luego me tomé una cerveza en la Plaza Dorrego donde un par de bailarines hacían exhibiciones para turistas, tomé cervecita y eche a andar para la ideal. Crucé una plaza con manifestación gay, llegué a Florida donde un peruano (cuando no) me cambió dólares, el obelisco y luego la ideal. El edificio precioso, la madera brillante de tanta historia y tanguería, me senté junto a un viejo de chaleco estrafalario, que se hacía notar y comencé a tomar fotografías. La milonga  es de menor nivel que la de Zum un poco extraña y más personas mayores, hablé con el viejo de al lado y me contó Detalles, se llama Mario baila hace 65 años, no le gusta bailar con argentinas, sólo extranjeras y se vende o alquila para clases. Me dijo " tengo 85 años, y ya no tengo tiempo, tengo que disfrutar y por eso sólo bailo con extranjeras, las argentinas no, las mujeres son las que lo agotan a uno, andá a un asilo y verás que si hay 10 varones hay 80 mujeres, los mataron a todos pibe...." Me enseña una foto con una gringa de unos 68 años, en pose de tango y con la leyenda: "Mario clases de tango", me dice: "La ves? es Carroll, se alquiló un departamento en San Telmo. Viví con ella 6 meses, entendés lo que te digo pibe?..." salí a bailar con una mujer madura de rasgos fuertes, rolliza y simpática, argentina de más de 65, buena la tanda, desde la tribuna Mario me gritaba cuando pasaba junto a él: "Juntá!, Juntá los pies pibe, juntá!" Luego al no saber muy bien como cabecear y ver que las parejas de argentinos no bailaban con nadie y las extranjeras prometedoras estaban en manos de los tres ases de la milonga atiné a sacar a una chinita australiana con dos clases de tango y la pasamos bien. Hablamos en un espanglish enredado y tomamos un cortado. Zapatos y al depa para prepararse para la noche. La ideal en general no me gustó, puede ser el día o el horario, fui en matiné, pero no estuve del todo a gusto en lo baile se trata, lo bueno es la anécdota de Mario y saber que el tango no es uno solo sino varios. El plato fuerte del día estaba por llegar, la noche. En casa me preparé algo de comer y descanse de lo caminado, no me animé a la clase y llegué un poco tarde a la milonga, tomé el subte para acercarme y luego un taxi para llegar al club de arquitectura. Un club muy lindo con canchas de fútbol, tenis, piscina y zona para parrillas. Varios salones donde hacer reuniones y una vida social muy activa. El salón más bonito estaba reservada para la milonga, entré feliz al respirar el ambiente y ver a la gente. Una milonga media formal pero bien organizada. Yo llegué con un grupo de amigos variopinto de estadounidenses, Francesa e Italiano. Si la noche anterior me sentí desamparado, esta noche me sentí súper protegido y aceptado. Nos saludábamos con familiaridad y bailábamos entre nosotros. No conozco el nombre de los famosos que estuvieron esa noche pero había un nivel increíble, gracias a este grupo de amigos que llevan tiempo en Buenos Aires llego a milongas de buen nivel. La música estuvo excelente y el ambiente muy lindo pude conocer y ser reconocido en la pista robando un par de miradas. La pasé bomba bailando conversando conociendo. Hubo show cn tres bailarines mayores, cada uno diferente y mayor de 70 años. Cada uno bailaba desde la adolescencia, cada uno nos mostró su tango en su estilo. Salí de la milonga emocionado y con el grupo nos dirigimos a la Viruta a seguir bailando y tomar nuestro cortado con medias lunas. A la salida decidí probar mi manejo del mapa de buenos aires y caminé 15 cuadras para llegar a las 6:30 de la mañana al departamento. Lo logré y sentí una gran satisfacción de poder moverme por la ciudad. Ya en la cama las emociones de la noche me jugaron una mala pasada y me mantuvieron en vela recordando y saboreando los momentos geniales de todo el día. Hoy San Telmo, La Glorieta y otras milongas..... cortadito y medias lunes en la Viruta? seguro que si!