sábado, 16 de noviembre de 2013

Bitácora de Buenos Aires día seis, de vacaciones de mis vacaciones en La Plata, segunda parte

7:31 am, ciudad de Buenos Aires, 16 de Noviembre, año 2013, primavera, cielo despejado. Otra noche espectacular de tango. Que bien se sintió reunirse nuevamente con el grupo, Simon, Carmen, Asunción, Marilyn y Yamile y todos los personajes que pueblan las milongas. Lo que pasó esta noche es para no creer, así que siéntense en su sillón y no piensen que es realidad, sino sólo literatura. A mis amigos que compartimos la noche, ustedes si disfrútenlo como un documental, son personajes y testigos. Pero ahora me toca volver a la La Plata, los dejé a la entrada de una milonga y si tienen paciencia se las describiré. Ahora me provoca el bus que me llevó a La Plata, el viaje dura aproximadamente una hora u hora veinte, desde que uno tome el bus en la Nueve de Julio y llega a la plaza Italia en La Plata. Para los limeños es algo así como la distancia entre la ciudad y las playas de Asia, pero imaginen mucho menos tráfico. Por la ventanilla había un paisaje monótono, tierras y tierras de verde pasto, algunos árboles y ganado. Así que si se compran una estampa para turistas en Buenos Aires sobre el campo porteño y la pegan a la ventana de su auto experimentarán lo mismo que experimenté yo por una hora veinte minutos. Un paisaje tan poco estimulante hace que la mente divague y la mía divagó más hacia lo que dejaba que hacia donde iba. Qué dejaba en Buenos Aires, pues a mis amigos, protectores y guías, Simon y Carmen, como también dejaba a mi pareja habitual y compañera de mismo rango: Asunción. Quiero escribir un poco de ellos, pues son personajes que siempre se los encuentra en mis líneas y ustedes no los conocen. Empecemos por Simon: Inglés, Joven y maduro a la vez, un hombre de más de metro noventa de alto y fornido como un toro. Es muy elegante pero sobre la cien tiene rulos dorados que a su aspecto le da un aire desenfadado. Su sola presencia y tamaño imponen respeto cuando estás a su lado y cobija de protección a todos los de su grupo. Es parco y directo y está acostumbrado a dar órdenes. Lo cual cabe muy bien en una ciudad como Buenos Aires donde si dudas te comen. Trabaja traduciendo del Sueco al Inglés y viceversa, vive del tango y su vida es como la mía ahora bohemia. siempre anda bien trajeado y le gusta el Tango muy puro y clásico, es un purista en la pista de baile. Vivió algunos años en Malmo, ciudad Sueca que cobija también al hijo de una amiga peruana, Charo. Justo Charito me contó que mi amigo Simon va a llevar en diciembre una pareja de bailarines a suecia para hacer presentaciones de tango. Como hoy me dijo: "Me voy a tomar unas vacaciones de mis vacaciones" y me hizo un guiño haciéndome saber que leía también mis aventuras. Cómo me lo imagino yo? pues en una playa de Normandía liderando las fuerzas reales de la Reina. La playa sería la de nombre clave Sword. Esta playa está situada entre las poblaciones de Ouistreham y Saint Aubin sur Mer. Es la más oriental de las playas, situada aproximadamente a 15 km de Caen, Francia. El bullicio de las baterías explotando en la playa, los silbidos de las balas rozando la piel y las granadas rodean a su unidad que acaba de desembarcar. Detrás suyo quedan los barcos de la reina disparando con sus largos cañones a la costa francesa y delante las baterías Nazis. Él toma una decisión, como siempre lo hace sin marcha atrás. Corre con su revolver en mano y un puro que le regaló Churchill en la boca, está encendido. Se para justo en medio de la playa con su enorme tamaño y los alemanes les disparan todas las balas de su arsenal. Las bombas caen a su alrededor y en el cielo un avión de la RAF, Real Air Force inglesa, se desploma por la metralla del fuego antiaéreo. La arena que emana de las explosiones cercanas lo toca, el agua del mar empapa sus ropas, el sudor y las lagrimas enjugan su cara, pero las balas alemanas a su sola presencia y voluntad lo esquivan. Levanta lentamente su revolver y apunta al infinito, a la galaxia, dice: "Hombres, hoy haremos historia, acompáñenme a la casa del Führer, esta noche cenaremos sus manjares" y el revolver hace un disparo y las tropas corren a tomar la playa y liberar Francia. Esa noche a la hora de la cena, Simon está tomado un té inglés en una taza de la más fina alfarería alemana. Tiene la esvástica en la base y perteneció a un general del partido. La ceniza del puro de Churchill humea agonizante y la playa ha sido por fin tomada. Carmen, trabaja para el gobierno de Rumanía, es abogada de profesión y tanguera por convicción. Toma las clases con los mejores profesores de Buenos Aires y no sólo eso, sino que todos son sus amigos. Le gusta el tango tanto que quiere conseguir un trabajo que le permita disfrutar al máximo la noche de Buenos Aires. Es muy espigada y alta, sus rasgos marcados y sus ojos verdes la distinguen en cualquier habitación en la que ella haga su entrada. Cuando cruza las piernas es un espectáculo para no perderselo, largas y finas prometen algo mayor a cualquier ambición de un plebeyo. Me imagino que los de la embajada la contrataron por su elegancia imponente necesaria para contrapesar tratos y acuerdos comerciales en Buenos Aires. Habla como una porteña pero es demasiado exótica como para ser sólo eso. Sus maneras hipnotizan y lo que diga convence, sus gestos y movimientos son muy elegantes y pausados a causa de sus largas extremidades que encandilan hasta al más indiferente. Las leyendas rumanas son de vampiros y estos existen son encantadores y toda voluntad debilitan. Me la imagino en la nobleza, como un emperatriz, su cuello largo es suficiente joya y la tiara de diamantes escondida entre sus cabellos, solo confirman lo que su presencia promete. En la corte hay un banquete, servidores y nobles esperan durante una hora su presencia para empezar la cena, están impacientes, todos se vistieron con sus mejores galas y se pusieron demasiado para poder llamar su atención, las mujeres en vestidos de galas muy finos decidieron no sacarse las pieles para ostentarlas, eran carísimas y lujosas, las habían traído los cosacos de Siberia que se habrían paso más allá de los linderos de la sociedad y se enfrentaban a nativos salvajes para conseguirlas, las pieles de martas, zorros y arminos, enjugaban el cuello de las nobles mujeres generándoles sudor y arruinándoles el maquillaje. Los hombres cargaban mil medallas, desde una de la heróica batalla, hasta la que les dio la emperatriz por un favor concedido. Carmen sabiendo que es el justo tiempo de espera, baja por una escalera de su castillo, el Castillo Peles. Considerado por algunos uno de los más bonitos de Europa, una obra maestra de la arquitectura renacentista nueva alemana, encargado por el Rey Carol I en 1873. Tiene un diseño elegante, una muestra opulenta de arte y adornos de todo el arte europeo, arañas de luces Murano, vidrios colorados de Alemania, paredes cubiertas con cuero de Córdoba, porcelana de Meissen y Sevres, ébanos y esculpidos de marfil. El silencio cunde en el salón y ella rebaja las escaleras sin que por ello pierda estatura. Al llegar al descanso mira a todos sin mirar a ninguno, hace una seña con el dedo moviendo lentamente su extendido y delicado brazo, y la orquesta da los primeros acordes. Ellos son mis Bosses, compañeros y guías en esta aventura. Se los digo no es poca mi suerte. Cuando bailan juntos, sobresalen en la pista de baile, y bailar detrás de ellos es una exelente experiencia pues la puresa de baile de Simon y sus pasos firmes limpian la pista. Carmen en cambio roba todas las miradas de los hombres y las mujeres para que cuando luego pases las mesas te vean bailar. Sin zapatos entro a la milonga del miércoles en La Plata. Llevo zapatillas pero eso no me detiene, son unos botines que me lleve para la lluvia, no me puedo imaginar algo más incómodo para bailar tango. Pero decido probar, no sólo estoy dispuesto a ganar en este viaje sino también a perder. lo dejo por ahora, mañana paseo por la tarde, intentaré terminar mañana a la mañana.

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